jueves, 1 de mayo de 2014

El inicio de una obsesión.

capitulo 2.



Hace tres años  conocí a Jaasiel, era ese tipo de chicos que por más que lo intente no logra pasar desapercibido entre la multitud, ya sea tanto de mujeres que literalmente caen rendidas a sus pies o por el lado de los hombres apreciando  o envidiando su sabiduría.

Él era, es y será todo lo que yo he soñado hecho realidad. No espera él es mejor que eso, es perfecto.

Tres años atrás.



La primera vez que lo vi creí que mi mente me estaba jugando una broma al ver a un ángel, hoy pienso que era un demonio que la vida presentaba en mi camino, pero bueno, lo vie en un bus, sus ojos un par de luceros que el universo presentaba ante mí, de color negro, sus labios tan tentadores como el dulce, sus hombros anchos y unos brazos fuertes como el hierro, un torso como el acero, y unas piernas largas y fuertes como un roble.



El tipo era caliente, es caliente, muy caliente, y sabes que es lo peor estudiaba lo mismo que yo ni siquiera me había dado cuenta, ese mismo día lo volvía a ver y fue como descubrí que estudiábamos lo mismo, aunque él estaba por terminar su carrera mientras que yo iniciaba, por consecuencia él tenía 21 años y yo 18. Y si ya lo dije antes todas querían algo o quieren algo con él, y el párese no darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor siempre tan concentrado en sus asuntos, fuera de esta realidad, aun no sé qué lo hizo fijarse en mí, somos totalmente lo opuesto el uno del otro, él es engreído, arrogante, sumamente inteligente, y cualquiera quisiera ser el por tan solo un momento.



Nunca he sido la chica más linda del planeta, es más soy una mujer normal, pero siempre he tenido una cliché con lo prohibido, es como si mi parte racional dijera no Alemania y la irracional se aferra a llevarle la contraria. Y  Jaasiel era sin duda un botón rojo peligroso, ¿qué me incitaba al peligro?, es decir como cuando comes chocolate y estas a dieta es peligroso porque sin duda te desvía de tu meta, así es el para mí.



 Alex me invito a cenar una noche  yo encantada acudí  al lugar que él me había indicado,  Alex y Jaasiel son amigos ya que estudian juntos la carrera, esa noche creí que al fin me relajaría después de varias semanas de estar bajo mucha presión y sin dormir, pero la suerte no estaba de mi lado, porque al llegar al lugar me encontré con Alex lo  salude como siempre con un enorme abrazo mientras que el envolvía sus brazos alrededor de mi cintura y aspiraba el olor de mi cabello, cuando nos sentamos note que en  la mesa que estaba detrás de nosotros se encontraba alguien conocido, si era él, Jaasiel estaba acompañado de una bella mujer, pero al instante que yo lo vi fue como si algo lo alertara que lo veía pero por algún extraño motivo su reacción fue muy distinta a la que siempre tenía conmigo, me ignoraba, ese día por el contrario sonrió conmigo. 



Después  de una rica cena y una plática muy interesante y divertida con mi amigo me invito a bailar, al principio me negué por que no se bailar, pero su carita de cachorro triste me convenció además de que quería despejar mi mente un poco por ver a Jaasiel en compañía de esa mujer que no paraba de coquetearle, una parte de mí se sentía celosa a pesar de que no éramos nada y las escazas ocasiones que habíamos hablado habíamos terminado mal.



Cuando llegamos el lugar estaba repleto de personas moviéndose, gritando y con la música a todo volumen, decidimos tomar algo antes de baila en realidad yo solo tome un poco de refresco mientras que Alex  se tomó unas copas , justo cuando decidí poner mi atención en la pista de baile reconocí el cuerpo de Jaasiel moviéndose entre dos mujeres, cosa que al principio me sorprendió y que acto seguido hizo que los celos me recorrieran por todo el cuerpo, Alex tomo mi mano y me dirigió a la pista de baile logrando que me olvidare de Jaasiel por unos momentos, la canción que sonaba era algo movida y a pesar de no saber bailar mis movimientos no eran tan ridículos como esperaba, sin embargo cuando todo comenzaba a estar bien la música cambio y unas manos grandes tomaron las mías y si, el imbécil tuvo el descaro de pedirle a Alex que lo dejara bailar conmigo. Y el traidor me vendo con él por ir a bailar con una bella rubia.



Inmediatamente sus manos viajaron a mi cintura y dejando nula la distancia entre nuestros cuerpos acomodo su cabeza en el hueco de mi hombro y yo lo único que pude hacer fue rodear su cuello con mis brazos mientras se reproducía.


Te amaré siempre así, aunque no seas mía.
¿Cómo decirte que te quiero? Y desafiar al mundo entero.
¿Cómo gritar que hemos soñado? Si hemos perdido, hemos ganado.
¿Cómo decirte que te quiero? ¿Cómo decirte que me muero de amor?
Si estoy tratando de mentirle al corazón

 Axel. Como decirte.



Y sin más cuando la canción estaba por terminar fijo su mirada en la mía y beso con ternura mis labios, un beso lento, suave como el toque de una pluma, como si fuera un sueño pero que en el fondo sabes que es verdad, incluso más real que tú.



Un brillo en la mirada.



capitulo 1.


- Entonces ¿cómo es tu vida? – pregunta Alex, una pregunta fácil para una persona complicada.



 -¿cómo?…. mmm un poco aburrida.- conteste fingiendo aburrimiento



-no te creó -replica él con una sonrisa que le iluminaba el rostro – debe de haberte pasado algo interesante en estos meses que no nos hemos visto.



-nada interesante- respondo con una sonrisa en mi rostro.

Hay un brilló especial en tu mirada- contesto aun con su rostro entre una sonrisa y la serenidad.



¿Y Eso hace mi vida interesante?- respondo con diversión.



¡Vamos! No te hagas la niña buena y cuéntame porque veo un brillo especial en tus ojos que hace tiempo no veía, desde… mmm… ya sabes…



Tal vez hay alguien que ha logrado derribar la muralla que hay en tu corazón, me alegra por ti –  sin embargo esa voz es hasta la fecha  la causa del brillo y la oscuridad en mis ojos.



Había reconocido su voz desde la primera palabra que dijo, pero como yo era, soy, y posiblemente lo seré por siempre una cobarde me límite a chequear mi reloj de pulsera y contestar hacía        Alex una disculpa dando como pretexto el inicio de mi siguiente clase.



Lo siento me tengo que ir- contesto para el hombre más lindo que había conocido y que mi estúpido corazón solo veía como un amigo.



No te preocupes- respondió posiblemente comprendiendo lo incomodo que se había tornado la situación – podemos comer más tarde.



Una parte de mi quería volver a esa cafetería y gritarle al imbécil que él era el único culpable del brillo en mis ojos, pero que su maldita hipocresía había hecho que yo construyera la muralla que ahora protegía mi corazón. O al menos eso era lo que yo creía. Pero la parte racional que hay en mí se mantuvo firme e hizo que dirigiera mi cuerpo hacia mi siguiente clase, en donde me esperaban mis amigos.



Y contra todo pronóstico dos horas después  cuando mi clase estaba terminado descubro que logre hacer que mi mente no se enfocara en el comentario de Jaasiel, si yo sé que cualquiera diría que por mi indiferencia no me duele verlo o que el hecho que intente acerarse a mí no me afecta, pero la vida me ha enseñado a seguir adelante aun cuando estas rota y a no demostrarlo.



Cuando salgo de mi clase en compañía de mis amigos (Diana, Karen, Itzel, Lourdes, José, Jaime, Alejandro, son muchos verdad! Pero con ellos me he juntado desde que inicie la carrera) me invitan al cine, pero yo me niego ya que he quedado con Alexander para comer, ellos se quedan unos momentos más en el salón para ponerse de acuerdo a que cine irán, mientras yo salgo en compañía de Abel un compañero muy agradable.



Mientras conversamos sobre la clase al ir caminando por el pasillo justo para abandonar el edificio algo atrae mi atención en uno de los salones de posgrado, es él siendo envuelto en los brazos de una desconocida, eso tritura los pedazos que aún quedaban de mi corazón, intento apartar la mirada pero no lo suficientemente rápido como para que el no note mi presencia, y entonces ocurre algo totalmente fuera de lugar, El aleja a la chica que lo tiene entre sus brazos y me mira con ojos arrepentidos. Yo por el contrario apresuro mis pasos, para no ver más, no sentirme herida sin motivos y pienso que él puede estar con quien quiera, que él es libre, y que no debo sentir celos, el ya no es mío. Nunca lo fue. Me despido de Abel y mientras camino hacia el estacionamiento para encontrar mi auto le envió un mensaje a Alex  que me ha surgido un compromiso y no  comeré con él.



Pero no es por eso, quiero huir de ese lugar, lamentar la desdicha que aun siente mi corazón, llorar mi dolor sola, en la compañía de mi debilidad, esa debilidad que aun siento por él, llorar que él nunca me ha amado, y muy posiblemente nunca lo hará.



Cuando estoy por subir al auto unas manos grandes y fuertes se apoderan de mi cintura.



-no te vayas- dice con un tono melancólico y arrepentido.



-no entiendo para que debo quedarme- contesto con un tono de amargura y sorpresa en mi voz.



- tenemos cosas que hablar- contesta con desesperación.



- yo no tengo nada que hablar contigo- respondo intentando zafarme de su agarre.



- te equivocas tenemos muchas casa de qué hablar- replica el.



-Por favor- responde dándome la vuelta, pero sin soltarme, mi cara queda a centímetros de la suya y su mirada se funde con la mía. Quiero apartarme subirme a mi carro y olvidarlo, su mirada, la cercanía de su cuerpo con el mío, el calor que desprende y que extermina el frió de mi cuerpo, y cuando acerca sus labios a los míos soy más rápida y logro zafarme de su agarre.



Subo al auto y me voy, quisiera solo no irme de ese parking, sino de su vida, porque esta vez deseo que salga de la mía, salir triunfante de su vida, aunque en el fondo sé que no es así. Todo mi ser está pidiendo que baje del auto y besarlo, besarlo como nunca lo he hecho, besarlo como solo puedo hacerlo y quiero con él.

Déjame besar tus pies, amor,

Que tanto tienen aún que recorrer sin mí.

- Gioconda Belli.