jueves, 1 de mayo de 2014

Un brillo en la mirada.



capitulo 1.


- Entonces ¿cómo es tu vida? – pregunta Alex, una pregunta fácil para una persona complicada.



 -¿cómo?…. mmm un poco aburrida.- conteste fingiendo aburrimiento



-no te creó -replica él con una sonrisa que le iluminaba el rostro – debe de haberte pasado algo interesante en estos meses que no nos hemos visto.



-nada interesante- respondo con una sonrisa en mi rostro.

Hay un brilló especial en tu mirada- contesto aun con su rostro entre una sonrisa y la serenidad.



¿Y Eso hace mi vida interesante?- respondo con diversión.



¡Vamos! No te hagas la niña buena y cuéntame porque veo un brillo especial en tus ojos que hace tiempo no veía, desde… mmm… ya sabes…



Tal vez hay alguien que ha logrado derribar la muralla que hay en tu corazón, me alegra por ti –  sin embargo esa voz es hasta la fecha  la causa del brillo y la oscuridad en mis ojos.



Había reconocido su voz desde la primera palabra que dijo, pero como yo era, soy, y posiblemente lo seré por siempre una cobarde me límite a chequear mi reloj de pulsera y contestar hacía        Alex una disculpa dando como pretexto el inicio de mi siguiente clase.



Lo siento me tengo que ir- contesto para el hombre más lindo que había conocido y que mi estúpido corazón solo veía como un amigo.



No te preocupes- respondió posiblemente comprendiendo lo incomodo que se había tornado la situación – podemos comer más tarde.



Una parte de mi quería volver a esa cafetería y gritarle al imbécil que él era el único culpable del brillo en mis ojos, pero que su maldita hipocresía había hecho que yo construyera la muralla que ahora protegía mi corazón. O al menos eso era lo que yo creía. Pero la parte racional que hay en mí se mantuvo firme e hizo que dirigiera mi cuerpo hacia mi siguiente clase, en donde me esperaban mis amigos.



Y contra todo pronóstico dos horas después  cuando mi clase estaba terminado descubro que logre hacer que mi mente no se enfocara en el comentario de Jaasiel, si yo sé que cualquiera diría que por mi indiferencia no me duele verlo o que el hecho que intente acerarse a mí no me afecta, pero la vida me ha enseñado a seguir adelante aun cuando estas rota y a no demostrarlo.



Cuando salgo de mi clase en compañía de mis amigos (Diana, Karen, Itzel, Lourdes, José, Jaime, Alejandro, son muchos verdad! Pero con ellos me he juntado desde que inicie la carrera) me invitan al cine, pero yo me niego ya que he quedado con Alexander para comer, ellos se quedan unos momentos más en el salón para ponerse de acuerdo a que cine irán, mientras yo salgo en compañía de Abel un compañero muy agradable.



Mientras conversamos sobre la clase al ir caminando por el pasillo justo para abandonar el edificio algo atrae mi atención en uno de los salones de posgrado, es él siendo envuelto en los brazos de una desconocida, eso tritura los pedazos que aún quedaban de mi corazón, intento apartar la mirada pero no lo suficientemente rápido como para que el no note mi presencia, y entonces ocurre algo totalmente fuera de lugar, El aleja a la chica que lo tiene entre sus brazos y me mira con ojos arrepentidos. Yo por el contrario apresuro mis pasos, para no ver más, no sentirme herida sin motivos y pienso que él puede estar con quien quiera, que él es libre, y que no debo sentir celos, el ya no es mío. Nunca lo fue. Me despido de Abel y mientras camino hacia el estacionamiento para encontrar mi auto le envió un mensaje a Alex  que me ha surgido un compromiso y no  comeré con él.



Pero no es por eso, quiero huir de ese lugar, lamentar la desdicha que aun siente mi corazón, llorar mi dolor sola, en la compañía de mi debilidad, esa debilidad que aun siento por él, llorar que él nunca me ha amado, y muy posiblemente nunca lo hará.



Cuando estoy por subir al auto unas manos grandes y fuertes se apoderan de mi cintura.



-no te vayas- dice con un tono melancólico y arrepentido.



-no entiendo para que debo quedarme- contesto con un tono de amargura y sorpresa en mi voz.



- tenemos cosas que hablar- contesta con desesperación.



- yo no tengo nada que hablar contigo- respondo intentando zafarme de su agarre.



- te equivocas tenemos muchas casa de qué hablar- replica el.



-Por favor- responde dándome la vuelta, pero sin soltarme, mi cara queda a centímetros de la suya y su mirada se funde con la mía. Quiero apartarme subirme a mi carro y olvidarlo, su mirada, la cercanía de su cuerpo con el mío, el calor que desprende y que extermina el frió de mi cuerpo, y cuando acerca sus labios a los míos soy más rápida y logro zafarme de su agarre.



Subo al auto y me voy, quisiera solo no irme de ese parking, sino de su vida, porque esta vez deseo que salga de la mía, salir triunfante de su vida, aunque en el fondo sé que no es así. Todo mi ser está pidiendo que baje del auto y besarlo, besarlo como nunca lo he hecho, besarlo como solo puedo hacerlo y quiero con él.

Déjame besar tus pies, amor,

Que tanto tienen aún que recorrer sin mí.

- Gioconda Belli.

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