viernes, 13 de septiembre de 2013

CAPITULO 20 (TAYLOR)

Gail no duerme bien. Ella se retuerce toda la noche, murmurando para sí misma. Nunca la he oído hablar en sueños antes. La única palabra que oigo es “No”. Sigo pensando sobre las medidas de seguridad en mi cabeza. No puedo conseguir dónde estuvo el punto débil. A las cuatro de la mañana me rindo y me salgo de la cama. Gail está frunciendo el ceño mientras sigue durmiendo y yo la beso suavemente. Me pongo unos vaqueros y una camiseta y empiezo a trabajar a mi manera caminado por el apartamento una vez más, compruebo cada puerta, cada ventana, cada posible punto de entrada, excepto el balcón en el dormitorio del jefe. Tendría que estar jodiendo, ni que fuera la mujer araña para haber entrado por ese lugar. Veo una luz en el estudio del jefe. Otra persona que no puede dormir. Yo no tengo ganas de hablar con él, por lo que vuelvo a la cocina. Pero no está en su estudio, está sentado en el bar del desayuno, todavía con la ropa puesta, no se ha cambiado. Él ni siquiera ha tratado de conciliar el sueño. Empiezo a retirarme de la cocina, pero escucho su voz baja. - ¿Está bien Gail? Suspiro. Bien, vamos a hacer esto. _ No, en realidad no. _ Lo siento, Taylor. No tengo ni idea de lo que Leila estaba haciendo aquí. No he hablado con ella desde que se fue. Yo no podría haber imaginado que ella haría esto… _ ¿No? _ ¿Qué quieres decir? Pero no tiene que contestar porque se lo supone. Me alejo, porque si digo algo ahora, uno de nosotros realmente lo va a lamentar. Por la mañana, todos estamos cansados ​ y nerviosos. El ingeniero de alarma llega a las 8:00am para comprobar que todos los sistemas estén bien, pero yo sé que no hay nada malo con ellos. Vuelvo a comprobar el circuito cerrado de televisión por millonésima vez, pero no hay señales de Leila en el garaje o en el vestíbulo. Es como si ella volara hasta el piso treinta. Tengo mis sospechas acerca de una de las salidas de emergencia, pero no hay señales de entrada forzada y sé que es un hecho que el jefe no le da las llaves a nadie. Pero sólo para estar tranquilo conmigo mismo, utilizo un método viejo. Coloco un pequeño trozo de algodón sobre la puerta de la escalera de incendios. Si alguien trata de abrirla, lo sabré. Odio la idea de cerrar la puerta del establo, luego que el caballo ya se ha ido. El jefe ha estado trabajando como siempre. La administración del hospital, no dice nada sobre Leila porque no somos parientes cercanos y luego las cosas se ponen peor. _ ¿Ella qué carajo? La mitad de Seattle probablemente pudo escuchar el grito del jefe. _ ¿Cómo? Sawyer ¿No se supone que tenías puesto los ojos en ella 24/7? Él escucha atentamente, pero se me cae el alma. Puedo adivinar lo que ha pasado: Leila huyó del hospital. Ella ha desaparecido. Lo veo paseando arriba y abajo por la habitación principal. _ ¿Va a ir a trabajar hoy, señor? Se vuelve bruscamente. _Sí. Voy a trabajar. En veinte minutos, Taylor. Después de que lo dejo, estaciono la camioneta y me dirijo directamente a mi oficina para llamar a una reunión a todo el personal de seguridad. Hay un escalofrío de emoción: Nunca he hecho esto antes en Empresas Grey. _ Señores… Srta. Andrea. Tenemos una situación que es necesario hacerles saber y que tomen debida cuenta. Esta mujer, Leila Williams… Les muestro una foto colocada en la pared. Tiene un rencor personal con el señor Grey. Ella trató de entrar a su casa el día de ayer y se lesionó así misma en el proceso. No hay necesidad de contarles todos los detalles sangrientos. _ Ella se ha dado a la fuga del hospital en que estaba, nadie sabe dónde está y se considera una amenaza grave. Nadie y quiero decir nadie, entra a las Empresas Grey sin autorización. No me importa si es un repartidor de pizzas, o si es una abuelita en su bicicleta. Simplemente nadie entra si autorización. ¿Alguna pregunta? _ Señor Taylor ¿Quién es ella? He oído que el señor Grey tiene una novia… ¿es ella…? _ Sólo sabemos que ella es una mujer cualquiera que se ha fijado en él. ¿Algo más? Nadie hace más preguntas y todo mundo al trabajo de nuevo. Me aseguro de que todos estén saltando como ranas en una placa caliente y luego regreso al apartamento. No me gusta dejar a Gail sola. Welch ha dispuesto que otro conductor recoja a Grey del trabajo. De ninguna manera voy a dejar Gail sola ni siquiera durante una hora. _ Realmente, Jason. No tienes que preocuparte. Estoy bien. _ Bueno, yo no voy a estar bien hasta que encontremos a la señorita Williams… y luego voy a retorcerle el cuello de mierda. Gail sonríe débilmente. Pero eso es una mejora. Por la noche, todavía no hay señal de Leila y es el momento para mí en ir a recoger a la señorita Steele al aeropuerto. El jefe quiere estar en la casa por si hay alguna noticia, pero no va a confiar a la señorita Steele a nadie más que no sea a mí. Tal vez debería sentirme halagado. Aunque no lo estoy. Llego al aeropuerto a tiempo. Hago un cartel que dice “Señorita Steele”. Sí yo soy un tipo divertido. Su vuelo es anunciado y después de una breve espera, la veo caminar por el pasillo de llegadas. Como de costumbre, ella tiene los ojos fijos en el suelo. Cuando por fin se levanta, sonríe. _ Hola, Taylor. _ Señorita Steele. _ Taylor, llámame a Ana. No me gusta tratar con informalidad a alguien que tiene que ver con el jefe, pero ella es tan dulce, que no puedo decirle que no. _ Ana. ¿Puedo tomar su equipaje, por favor? _ No, yo puedo llevarlo, gracias. ¡Oh, por el amor de Dios, dame las malditas bolsas para hacer el trabajo que me corresponde! _ Pero, si estás más cómodo llevándolas… ella balbucea. _ Gracias. Así está mejor, señora. La oigo suspirar y por dentro me estoy sonriendo. Ella no se da por vencida. Abro la puerta para ella y guardo su pequeña maleta en el maletero. El tráfico de la hora pico es lento y estoy ansioso por volver. _ ¿Cómo está Christian, Taylor? _ El señor Grey está preocupado, señorita Steele. _ ¿Preocupado? Me encuentro con su mirada ansiosa en el espejo retrovisor. _ Sí, señora. Me doy cuenta que me quiere preguntar algo más, pero esto es una mierda de Grey y depende de él si se lo quiere decir. _ ¿Está bien? Pobre chica. Ella realmente se preocupa por el hijo de puta jodido. Quiero gritarle ¡corre mientras puedas! _ Creo que sí, señora. Ella suspira. _ ¿Te sientes más cómodo llamándome señorita Steele? _ Sí, señora. _ Bueno, está bien, dice ella en voz baja. Eventualmente, ella me pide que le ponga algo de música, _ algo calmante. Elijo Canon Pachabel, uno de mis favoritos y pronto los dos estamos perdidos en nuestros pensamientos mientras constantemente sigo las líneas de los coches y camiones que se dirigen a la ciudad. Me tardo 25 minutos en llegar de nuevo a Escala. No puedo evitar sonreír ante ella cuando abro la puerta del coche. _ Voy a traer el equipaje. _ Gracias por ir a buscarme. _ Es un placer, señorita Steele. Realmente lo es. Gail está en la cocina, mirando por la ventana. No se dio cuenta que estaba caminando hacia ella, pero cuando me mira ella salta y se lleva la mano a su corazón. _ ¡Oh, Jason! No te he oído. Un sollozo se le escapa y la acerco a mis brazos. _ Oh, nena. Odio verte así. Nos quedamos ahí, abrazados muy juntos, hasta que su respiración se calma. _ ¿Está mejor? Ella asiente con la cabeza. _ ¿Seguro que no quieres que te lleve? _ No, el señor Grey te necesita. Y el señor Welch dijo que te llamaría más tarde. Voy a estar bien en casa de Allison. Yo sólo… tengo que salir de aquí por un tiempo. Lejos de toda esta mierda jodida. ¿Lejos de mí? La acompaño hasta el garaje y pongo su equipaje en el maletero. _ Llámame cuando llegues, por favor. _ Podría ser muy tarde. _ No me importa, nena. Sólo llámame. Necesito saber que has llegado bien. Yo no le doy la oportunidad de que me diga que no, yo la abrazo más fuerte y la beso con fuerza, haciéndole saber lo mucho que significa para mí, sosteniéndola con fuerza hasta que ella se aparta en mis brazos. _ Jason, estoy bien. No te preocupes por mí. Veo cuando el coche sale fuera del garaje y siento como si un pequeño pedazo de felicidad se acaba de ir de mi vida. Sé que va a estar de vuelta en la noche del domingo, pero, joder, voy a extrañar a esa mujer. Vuelvo a mi oficina y compruebo a través de las imágenes de circuito cerrado de televisión una vez más. No hay nada nuevo. Me pongo a ver una película de zombies en la televisión hasta que mis párpados se sienten como si tuviera un kilo de plomo en cada uno. Gail me envía un mensaje de texto para decir que ha llegado, pero ella no me llama. Supongo que ella no quiere hablar conmigo. No puedo culparla. Arrastro mi cuerpo cansado a la cama. Está muy vacía sin Gail y con todo lo que ha pasado en las últimas 48 horas, mi cerebro está demasiado ocupado como para permitirme hacer algo más que dormitar por unos minutos a la vez. En algún momento de la noche oigo al jefe tocar el piano. En serio, pienso en bajar y darle unos coñazos, pero podría molestar a la señorita Steele. ¡Joder! Alrededor de las 7:00am, me doy una ducha. Cuando me miro en el espejo, me doy cuenta de que estoy empezando a parecerme a uno de esos malditos zombies de la película que vi anoche, con los ojos inyectados de sangre, la cara demacrada, y cuando comienzo a ponerme mi corbata… ¿Oh, espera, que es eso? Oigo ruidos. Dejó la corbata y me dirijo a la sala principal y realmente desearía no haberlo hecho. La señorita Steele está de pie allí, mirando como si quisiera hacer una audición para la película de zombis. Es obvio que ha estado llorando y ella camina un poco incómoda, al verla siento un golpe en mi pecho. ¡Ese hijo de puta! ¡Ese hijo de puta la trato mal! ¡Mierda, lo ha hecho! ¡El desgraciado jodido lo ha hecho! ¡La golpeó! ¡Lo sé! ¡Yo sé que es mierda! ¡Ni siquiera puede caminar bien! Estoy tan enojado, que apenas puedo respirar. Sé que debería salir de la habitación, pero yo sigo allí, cierro mis puños por mis costados. Trato de tomar cada pulgada de auto control, cada pedacito de entrenamiento y respiro profundo para detenerme y no hacer algo del que tenga que arrepentirme luego. La veo congelada mientras coloca su Black Berry, la llave del coche y un ordenador portátil en la barra. Me doy cuenta entonces que ella se va. Me doy cuenta que la chica ha llegado a sus límites. Pero la mirada en el rostro del jefe me hace temblar. No puedo creer lo que estoy viendo. Se ve desesperado. Casi al punto del llanto. _ ¡Ana No quiero esas cosas, son tuyas! Por favor, llévatelo. _ No, Christian. Yo sólo los aceptaba bajo tolerancia y ya no los quiero más. _ Ana, sé razonable… Como si ese hijo de puta retorcido sabe lo que significa “razonable”. _ Yo no quiero nada que me recuerden a ti. La niña se encuentra firme. Ella le dice que lo único que quiere es el dinero que obtuve por la venta de su escarabajo. Estoy un poco sorprendido de que el jefe no se lo ha dado a ella. _ Taylor consiguió un buen precio, le dice, torciendo la verdad siempre tan jodidamente para su beneficio. _ Es un coche clásico. Se lo puedes preguntar. Él me llama la atención. _ Taylor va a llevarte a casa. _ No te preocupes, soy capaz de llegar a casa sola, gracias. Pobre chica. Ella realmente no quiere saber nada de él. Me pregunto cómo me sentiría si Gail me habla de esa manera. El pensamiento me hace estremecer. _ ¿Vas a desafiarme a cada paso? Su voz es baja pero furiosa. Una vez más, la niña se encuentra firme. Ella es una chica valiente. _ ¿Por qué cambiar un hábito de toda la vida? _ Por favor, Ana, deja que Taylor te lleve a casa. Nunca he oído que al jefe mendigar antes. No creo que Dios haya escuchado el jefe mendigar antes. _ Voy a por el coche señorita Steele, digo inmediatamente. Yo también quiero que la señorita Steele salga de aquí, antes de que el bastardo se le ocurra convencerla de quedarse. No puedo soportar la tensión en la sala más. Y la señorita Steele necesita un paseo. Entro al ascensor solo y puedo decir que ella apenas se mantiene de pie. Busco el coche rápidamente y la espero hasta que baje. Abro la puerta para ella y ella entra, sin decir una palabra. Me dirijo por la 4ta. Avenida y ella todavía no ha hablado. Ella está tratando de no llorar, pero las lágrimas empiezan a correr por su rostro. En un semáforo le pase un pañuelo. _ Gracias, ella jadea, entonces las compuertas de su llanto se abren. Ella está llorando tanto que casi no puedo soportarlo. No sé si es por el dolor que el bastardo le infligió o si es porque lo ha dejado. Sólo tres veces en mi vida, he sentido la necesidad de herir a alguien. La primera vez fue cuando el desgraciado de mi padre, golpeó a mi mamá, yo tenía catorce años, y de verdad quería arrancarle la cabeza. La segunda vez en Afganistán y la verdad no quisiera recordar eso. Y esta es la tercera vez. En estos momentos quiero sacarle la mierda a Grey. Impulsos de rabia pasan a través de mí. ¿Voy a dejar que siga con esto? ¿Cuántas mujeres van a terminar de esta manera? ¿Cuántas más Leilas? ¿Cuántas más Anas? ¿Cuántas veces Gail se pondrá en peligro a causa de su estilo de vida jodido?. No. Esto se detiene aquí. Se detiene ahora, por lo menos para mí. Cuando vuelva, voy a hablar con él y simplemente renuncio, con o sin Gail. No puedo soportar esto más. Al ayudar a la señorita Steele a salir del coche, me doy cuenta que ella no puede hablar. Ella no quiere mirarme, sé que se siente avergonzada. Ella niega con la cabeza cuando le pregunto si le gustaría que la acompañe hasta su apartamento. Puedo ver su lucha para conseguir la llave en su bolso y sus ojos azules están borrosos por las lágrimas. La puerta de cristal se cierra detrás de ella, quisiera quedarme para a ayudarla, pero sé que ella no querría eso. _ Adiós, señorita Steele, le digo en voz baja. Conduzco de vuelta demasiado rápido. Quiero correr por las escaleras porque el ascensor parece tan lento, pero no lo hago. Tengo que calmar mi respiración. Tengo que recuperar el control, lo único que quiero es empacar mis cosas y largarme. Pero cuando las puertas del ascensor se abren, yo no puedo corre a hacer nada de lo que pensé. Grey está sentado en el suelo de la sala al lado del ascensor, tiene la cabeza entre sus manos. Levanta la vista cuando me escucha y veo a un hombre completamente destrozado. Jamás hubiese pensado ver al jefe de esta manera. Tan altivo, tan arrogante, tan impasible, tan duro de carácter y ahí estaba, como suspendido en el tiempo, sus ojos nublados, casi encogido. _ Eh… _Yo… pensé que le gustaría saber que a la señorita Steele la lleve con toda la seguridad de vuelta a su apartamento, señor. Tal vez fue su propia estupidez… tal vez era su propia mierda retorcida… no lo sé. Pero de repente, todo lo que veo es a un hombre débil, un hombre que se ahoga, un buen hombre que cometió un error. Un hombre que había encontrado el amor y lo lanzó lejos. Él me mira como si no entiende mis palabras, asiente con la cabeza muy lentamente. _ Gracias, Taylor. Mira hacia abajo, casi perplejo, como si él no puede entender por qué está en el suelo. Se levanta y se aleja lentamente, con las manos metidas en los bolsillos y la cabeza colgando hacia abajo. Es como si pudiera oír el sonido de su corazón astillado. *** AQUÍ TERMINA EL PRIMER LIBRO ***

1 comentario:

  1. Que hermoso blog....ojala sigas con mas historias las amo... todas las sombras me encantas las he leido y re leido todas ojala y subas mas... :D

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