viernes, 13 de septiembre de 2013

CAPITULO 19 (TAYLOR)

Es agradable pasear al final de la tarde en el sol de Savannah. El calor del día se ha quemado y la gente está tomando con calma, relajados en los bares, o sentados en los cafés al aire libre disfrutando de un té helado. Ojalá estuviera aquí Gail. Le encantaría hurgar en todas estas pequeñas tiendas. Ella tiene un gusto por la vida y yo ando enamorado de ella. Me gustaría poder llamarla pero sé que estaba pensando en tomar la tarde libre para ir de compras de ropa y luego cenar con una amiga. Espero que se compre algo sexy. Bien, yo probablemente no debería pensar en ello demasiado, o me voy a poner caliente e incómodo muy rápido. Sobre todo porque estoy usando una chaqueta de mezclilla para ocultar mi pistolera y el calor aquí es abrazador. Decido regresar al hotel y tomar un baño en la piscina. Yo espero que no sea una de esas de tipo jacuzzi grupales, donde la gente en vez de nadar terminan en una sudoración infernal. Pero me detuve en seco cuando paso por la barra y veo a la señorita Steele sentada allí con una atractiva mujer mayor. La reconozco de los ficheros, es la madre de ella. Y entonces descubro que el jefe está errante en el bar. El mira distraído a su teléfono, luego sube la mirada y la ve. Su expresión cambia, me doy cuenta que es mejor mirar a otro lado porque aunque hay una multitud en el bar, este momento es privado. No me necesitan, así que los dejo. De vuelta en mi habitación uso la caja fuerte para asegurar mi Korth para luego ir a la piscina al aire libre. Pero es una gran decepción, en lugar de un sitio que se puede nadar, es lo que ellos llaman una “piscina de relajación”, que significa que es un poco más grande que la piscina de plástico infantil de Sophie. Puedo nadar durante media hora de todos modos y luego descansar en las gradas, viendo el cambio de color del cielo hundiéndose hacia la noche. Al rato otros huéspedes llegan a enfriarse. Por costumbre tengo que mantener un ojo sobre quién está a mi alrededor, la evaluación de los posibles problemas. Dos mujeres están mirándome, por lo general cuando estoy con el jefe él consigue la mayor parte de la atención, ahí no hay competencia, pero viajando por todo el mundo con él, como lo he hecho, he tenido un cierto número de, vamos a decir, oportunidades. No se imaginan la cantidad de mujeres aburridas, bastantes de ellas casadas, que vienen a mí. Algunas se excitan por el hecho de que yo soy el guardaespaldas contratado, sólo porque me ven con un arma de fuego creen que follo de lo lindo. No es que no, pero bueno… todo eso es para Gail. Algunos de los otros compañeros que conozco que están en esta línea de trabajo, no pierden el tiempo en echar un polvo si tiene a su jefe ocupado, pero ese no soy yo. Puedo decir que una de las mujeres está simplemente disfrutando de la vista, pero la otra tiene esa mirada depredadora que me dice que está tratando de calcular cuánto valgo. Yo realmente no necesito nada de esto, así que me pongo de pie y me voy. Ella le sonríe a su amiga y parece que quiere hacer un movimiento. _ ¡Señor Taylor! Lamento molestarlo, señor, pero sólo para que tenga conocimiento, su Bugatti ha llegado. Dubois está jadeando un poco, ya sea por el calor o por la emoción de la llegada del Bugatti, no lo puedo decir. _ Lo tenemos en nuestro garaje. Pensé que le gustaría saber, señor Taylor. _ Gracias, señor Dubois. Voy a tomar las llaves. Me las entrega y los ojos de las mujeres se iluminan como si acaban de ganar la lotería. Pero yo hago mi salida rápida, eludiendo la trampa. Aun así, le echo un vistazo por encima de mi hombro, parecen como si alguien les robo el helado. No puedo evitar sonreír, a veces es bueno ser yo. Vuelvo a mi habitación y reviso las disposiciones relativas para mañana. Será otro comienzo temprano, pero nada de qué preocuparse así que pongo la alarma en mi reloj. Todavía está oscuro cuando suena mi alarma. Por un momento me acerco a Gail, pero entonces recuerdo dónde estoy. El servicio de habitaciones deja unos panecillos, fruta fresca y café, mientras me duchaba. No está mal, pero prefiero el desayuno de Gail. Me pongo un par de pantalones vaqueros y una camiseta y salgo, dejo las señas del Bugatti en la recepción para el jefe. A esta hora ni me molesto en interrumpirlo, no vaya a ser que esté en unos de sus polvos gloriosos. Para el jefe no hay hora. Realmente espero tener la oportunidad de conducir ese coche, casi estoy conteniendo la respiración. El club de vuelo de avión sin motor no está tan encantado ante la situación de iniciar su trabajo tan temprano. Señalaron que el clima es una mierda en este momento del día. Pero el jefe quiere volar y cuando el dinero no es importante, es sorprendente como un “no” se puede convertir en un “si”. Además el piloto es un profesional, un atleta de velocidad británico que ya ha hecho los vuelos preliminares antes de que yo llegue. La seguridad no debería ser un problema. Me doy cuenta que nadie viene desde muy lejos. Echo un vistazo al planeador en busca de signos evidentes de deterioro. No hay ningún problema. Yo soy la única persona que sabe para quien es la reserva del planeador. _ ¿Es usted un Ex de las Fuerzas? _ ¿Perdón? _ Que si perteneció a las Fuerzas. Mi nombre es Benson, Mark Benson. ¿No será Bond, James Bond? _ Jason Taylor. _ Entonces, ¿quién es el pez gordo que voy a remolcar? _ Mi jefe. _ ¿No me va a dar el nombre? _ Sí claro, cuando se reúna con él. Se ríe. _ Me parece bien. Bueno, no va a estar allí mucho tiempo, veinte minutos más o menos. ¿Quieres un café, Taylor? _ Claro, eso sería bueno. Pero justo cuando voy por mi otra dosis de cafeína, oigo el rugido gutural del Bugatti. Benson abre de los ojos de una forma que se le van a chorrear por la cara. Nunca he visto la mirada del jefe así, que… ¿cómo se dice…? feliz. Camino y voy a abrir la puerta a la señorita Steele y él se ve tan orgulloso de ella. Es como ver una de esas películas amorosas que a la hermana de Gail le gustan. Está bien jefe, usted es el que está flotando en el aire, pero es ligeramente nauseabundo para cualquier persona que está a su alrededor. Pero tengo que admitirlo: se ven bien juntos. La señorita Steele me ve con una sonrisa y no puedo evitar sonreírle de nuevo. El Sr. Grey, esta con su piloto, el Sr. Mark Benson. Se dan la mano y hablan acerca de las comprobaciones previas al vuelo. Siento los ojos de la señorita Steele sobre mí. _ Hola, Taylor, murmura tímidamente. _ Señorita Steele. Ella frunce el ceño hacia mí y me lleva todo de 0,25 segundos para averiguar por qué. _ Ana. Ella me sonríe. _ Ha sido un infierno sobre ruedas los últimos días. ¿Qué carajo me hizo decir eso? Me alegro de que esté aquí, agrego sin convicción. El jefe la llama y le da esa sonrisa gloriosa y traviesa y sé que mis palabras no profesionales están a salvo con ella. _ Nos vemos más tarde, me dice en voz baja y le tiro un saludo burlón que le hace reír. Me dirijo al estacionamiento, sólo quiero acariciar al Bugatti. Sí, sí lo sé, pero sólo soy un hombre. El jefe me ha dicho que la vuelta al hotel será aproximadamente a las 10:00am. De mala gana me despido del Bugatti, reconociendo que es tan hermoso como Gail y probablemente casi tan divertido de montar. El latido del motor, las líneas largas y elegantes. ¡Oh por el amor de Dios, lo quiero montar! Conduzco de regreso al hotel sintiéndose un poco desanimado. Es demasiado pronto para llamar a Gail. Así que vuelvo a mi habitación, para tener mi segundo café del día y comienzo a leer un periódico local. El jefe sigue sonriendo cuando llega una hora más tarde. No puedo acostumbrarme a verle esa maldita cara feliz. Es desconcertante. Me encuentro esperando, esperando realmente que él no vaya a arruinar esto. Podría acostumbrarme a tener esa sonrisa tímida de la señorita Steele todos los días. Pero primero nos vamos a una reunión con algunos peces gordos del ayuntamiento. Están tan desesperados por tener negocios con Grey que casi le pulen los zapatos y le besan el culo. Empieza a mirar irritado mientras escucha los argumentos de venta, pero luego se distrae por un mensaje de correo electrónico. Por la expresión de su rostro diría que no se trata de trabajo. ¡Por Dios, el jefe y la señorita Steele están actuando como un par de adolescentes! Me hace pensar en Sophie. Su madre dice que ella ya está hablando de chicos, ella apenas tiene siete años, por el amor de Dios. Si tengo la oportunidad de intervenir más, no tendrá novio sino cuando llegue a la universidad. Me molesta reconocer el hecho de que no tendré nada que ver con eso. Soy un padre a tiempo parcial, no veo suficiente a mi hija. El jefe empieza a cerrar la reunión cuando recibo una llamada a mi celular. Es Gail. Que raro, ella normalmente manda sólo mensajes de textos cuando estoy fuera trabajando para no interrumpir nada. Generalmente soy yo el que suelo llamarla. El jefe mira cuando escucha el tono del celular y frunce el ceño. Señalo con mi barbilla para mostrarle que voy a tomar la llamada externa y él da un pequeño guiño de reconocimiento. _ Gail, cariño, ¿estás bien? _ ¡Oh, Jason! Su voz es ahogada y puedo decir que está tratando de no llorar. _ ¡Gail! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? Pero ella no puede pronunciar las palabras y por unos segundos que parecen durar toda una vida, estoy conteniendo la respiración. _ Jason… estoy… en el hospital. Toda la sangre corre por mi cara y me apoyo contra la pared. _ ¡Dime que estás bien, Gail, por favor! _ Estoy bien Jason, no soy yo, dice ella, luchando para controlar la voz. Leila vino a la casa… _ ¿Leila? _ Sí. Fue temprano en la mañana. Cuando me levanté, oí a alguien en el apartamento. Creo que mi corazón se va a detener de puro terror. Y yo no estaba allí. ¡Yo no estaba allí, joder! _ Yo estaba confundida… Me preguntaba si habían llegado temprano a casa… pero luego la oí gritar. Ella llamaba al señor Grey. Sólo gritaba y lloraba. Jason, nunca he visto a alguien así, tan descontrolada. _ ¿Qué ha hecho? Las palabras me salen de la garganta en un tono apretado que apenas puedo escupir. _ Ella… tenía una navaja. Yo… no creo que ella me hubiera hecho daño, Jason, de verdad que no… Pero ella estaba tan fuera de control… cuando me vio, empezó a gritar más duro por él. Ella no me creyó cuando le dije que él no estaba aquí. Corrió por todo el apartamento. Cuando vio en su cama, que no había dormido en ella, se desplomó en el suelo. Pensé que todo había terminado porque estaba llorando tan fuerte. Yo… traté de ayudarla, pero ella empezó a gritarme, diciendo que no podía soportarlo más… y entonces… Sus palabras se desvanecen. _ ¡Gail! ¿Qué hizo ella? La oigo respirar jadeando. _ Ella se cortó la muñeca. Silencio. _ ¡Oh, Dios mío! ¿Estás bien? Ella no te hizo daño, ¿verdad? _ No, estoy bien, Jason. Sólo… sólo un poco agitada… Tomé un poco de gasa de la caja de primeros auxilios… _ ¡Joder, Gail! tu no te acercaste a ella de nuevo, ¿verdad? _ Por supuesto que lo hice. Yo tenía miedo de verla morir desangrada. De todos modos, la rabia parecía haber salido de ella. Ella se sentó en el suelo. Ya ni siquiera estaba llorando, solo se mecía su cuerpo. Llamé al 911 y llegaron los paramédicos. Estoy aquí en el hospital con ella. Ella sigue preguntando por él. _ Estoy en camino, Gail. Solo… solo ten cuidado. No te acerques a ella otra vez. _ Jason, estoy bien. Ha sido… preocupante, pero es ella la que necesita ayuda. No yo. Toda la rabia corre a través de mí. Rabia por estar Gail en peligro, rabia porque no estuve ahí, y rabia por el jodido bastardo de mi jefe, que ha permitido que esto suceda. Pero yo no necesito ira: Tengo que cuidar de esto. Tengo que ser de piedra. _ Gail. Yo no te quiero en ese hospital. Yo no quiero que de ninguna manera estés cerca de allí. Vete a casa ahora. _ Pero Jason… _ ¡Ahora, Gail! ¡Esto no es una petición de mierda! Yo te quiero en la casa y quiero que estés a salvo. Voy a llamar a Welch que mande a alguien para allá que se quede con ella y a ti que te lleven a la casa. _ Jason, eso no es necesario… _ Eso es lo que voy a hacer Gail, y tú harás lo que te digo. _ Está bien Jason, me dice con voz tranquila. _ No te muevas hasta que un hombre de Welch llegue allí. _ Esta bien. _ ¡Prométemelo! _ Te lo prometo. _ Voy a llegar a casa tan pronto como pueda, nena. _ Adiós Jason. _ Adiós. Me siento como una mierda enorme. Lo primero que hago es llamar a Welch. Él está tan sorprendido como yo, pero inmediatamente se compromete a enviar a Sawyer para proteger Gail. Estoy aliviado. Lucas Sawyer es un buen tipo, he trabajado con él y confío en él. Lo siguiente que hago es llamar a Stephan, y decirle que tenga el Jet listo, para una salida inmediata. El está sorprendido pero no hace preguntas. Los hijos de puta de peces gordos de Savannah, están jalando más bolas que nunca. No sé si son genéticamente estúpidos o están demasiados desesperados por hacer el negocio. Pero con tanta jaladora de bolas el jefe está más que irritado. Así que viendo su cara de pocos amigos, interrumpo la reunión. _ Señor, tenemos un problema. Él ve la expresión de mi cara y sacude a los burgueses. _ ¿Qué pasa, Taylor? Tomo una respiración profunda. _ La señorita Williams, Leila Williams, se metió en el apartamento esta mañana. Al parecer ella lo estaba buscando. Gail la escucho gritar, llamándolo a gritos, una vez que vio que usted no estaba, comenzó a cortarse las muñecas. Gail la llevó al hospital, está con ella ahora, Welch está enviando a alguien para allá porque no quiero que esté sola. El jefe se puso tan blanco como el hueso. _ ¡Mierda! Es Gail… ¿está bien la señora Jones? _ Ella está bastante agitada, pero físicamente está bien. _ ¿Leila entró en el apartamento? _ Sí, señor. _ Pero si desde entonces se han cambiado muchas veces los números de seguridad. _ Sí, señor. _ Entonces, ¿cómo? _ No lo sé, señor, pero yo voy a averiguar esa mierda. _ Dile a Stephan que tenga el jet en stand-by. Estamos volando de vuelta ya. _ Ya está listo, señor. _ Bueno. _ ¿Señor? _ ¿Sí? _ Señor, tengo que preguntarle ¿ha estado en contacto con la señorita Williams últimamente? _ ¡Vete a la mierda, no! No he oído hablar de ella en… dos, casi tres años. Puedo ver que un pensamiento se le ocurrió. _ Pero creo que ella se mantuvo en contacto con Susannah. No lo sé, ¿tal vez ella le dio los nuevos códigos? _ No, señor. Todos los códigos fueron cambiados nuevamente. Niega con la cabeza. _ Nos preocuparemos de eso más tarde. Vamos a largarnos de aquí. _ Sí, señor. En el coche de camino a Hotel, llama a la señorita Steele. _ Tengo que volver a Seattle. Ha surgido algo. Estoy en camino a Hilton Head ahora. Por favor, pide disculpas a tu madre, pero no puedo estar para la cena. Tengo una situación que resolver. Nos vemos el viernes. Voy a enviar a Taylor para que te recoja en el aeropuerto. Cuelga y se inclina hacia atrás en su asiento, con los ojos cerrados. Realmente que jodido en estos momentos lo odio. Si no fuera por su estilo de vida jodido, Gail nunca habría estado en ese peligro. Puse mi pie en el acelerador y hago 110 mph hasta el final de la pista de aterrizaje. Grey no dice ni una palabra. El vuelo de regreso es insoportable. No sé quién está más tenso, si él o yo. Todavía no puedo averiguar cómo Leila entró en el apartamento. Estoy dando vueltas en mi cabeza para saber cómo accedió a la seguridad. Pero es que hace tanto tiempo que se fue. Cada vez que el jefe cambia una sumisa, se cambian los códigos. ¿Cómo ha entrado? ¿Cuánto tiempo estuvo ahí? ¿Y si hubiese atacado a Gail mientras dormía? Y lo único que puedo pensar es que yo no estaba ahí. ¡MIERDA YO NO ESTABA AHÍ! La idea gira y gira alrededor de mi cabeza. Sigo preguntándome si Gail realmente está bien, si no me ha engañado para no preocuparme. Joder es que estuvo muy cerca, pudo haber jodido a cualquiera. Grey ni me habla, ni me pregunta nada, mejor así, porque en la forma en que me siento, podría arrancarle la puta cabeza. Stephan ha llamado con antelación para que el SUV esté a la espera en el hangar privado del aeropuerto. Lanzo el equipaje al maletero y apenas entra Grey, me voy manejando como alma que lleva el diablo. Yo grito en el garaje de la Escala. Mierda de equipaje, voy a sacarlo más tarde, ahora solo quiero ver a Gail. Nos metemos en el ascensor y da un puñetazo en el código de acceso al ático. Cuando las puertas se abren, veo la fuerte presencia y tranquilizadora de Lucas Sawyer. Nos damos la mano y Grey apenas y lo saluda. Corro a través de la habitación principal hasta que llego a los cuartos del personal. _ ¡Gail! Ella está sentada encorvada sobre un café en la mesa de la cocina. Sus ojos están de un color rojo y está claro que no ha parado de llorar. _ ¡Oh nena! Yo la abrazo fuerte y ella se deja ir, llorando en mi hombro. Nuca la había visto así. No se parece a mi mujer; fuerte y hermosa. Mi roca, mi todo. _ Había tanta sangre… por lo tanto… _ Sshh, nena. Tranquila, no hables por favor… La abrazo y le acarició el cabello. Cuando miro hacia atrás el jefe está de pie en la puerta. Mi expresión deja claro que él no es bienvenido. _ Sólo tengo que ver que la señora Jones no está mal. _ ¡No, ella no está jodidamente bien! le gruño. Él mira sorprendido pero no enojado. _ Jason… Gail pone una mano tranquilizadora mi brazo. _ Voy a estar bien. Gracias, señor Grey. _ Tengo que preguntarte… la señorita Williams. ¿Dijo por qué quería verme? ¿Qué la llevó a esto? _ No, señor. Lo único coherente, que dijo aparte de su nombre, era “se ha ido”. Pensé en ese momento que ella lo quería ver, pero más tarde me pregunté si se refería a alguien más. Hace una pausa. _Yo recuerdo que ella me dijo hace ya casi tres años, que se iba porque se casaba, ¿es eso cierto? Grey asiente con la cabeza lentamente. _ Sí. No la he visto desde entonces. No sé lo que podría haber precipitado esto. Yo… lo siento… que haya tenido que pasar por esto señora Jones. La seguridad será reforzada y vamos a investigar cómo pasó la seguridad. Sí, sí, la culpa de toda esta pila de mierda en mi culpa, Grey. Ya sé que la seguridad es mi trabajo. La cagué. Yo lo sé. Pero yo no me atrevo ni a mirarlo y, finalmente, se va. Sé que estoy volcando mi ira sobre él, pero la verdad es que la culpa es tanto mía como de él. La seguridad es responsabilidad mía, pero toda su mierda loca es responsabilidad de él y debido a eso y a que metí la pata, la mujer que amo pudo haber sido gravemente herida. Yo solo quiero abrazarla y nunca dejarla ir.

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