viernes, 13 de septiembre de 2013

CAPITULO 18 (TAYLOR)

Después de que Ros se comportara como la inquisición, la tarde transcurre en relativa paz. El jefe le ha pedido a Welch que inicie la investigación de unas casas editoriales en Seattle y mi trabajo es hacer una visita informal a ver hasta dónde puedo entrar sin que me pidan información. ¿Será que esto tiene algo que ver con la entrevista que la señorita Steele tenía ayer? No. Nada. En absoluto. Bueno no me jodas. Claro y los cerdos vuelan. Seattle Independent Publishing, conocida por sus siglas como SIP, está ubicada en una calle tranquila, a un par de cuadras de Barnes y Noble, parece acertada. Hay cinco tiendas en el edificio de ladrillo rojo con una escalera de incendios de metal en el este y caras al norte. Estimo que me llevaría entre dos y tres minutos entrar al edificio. Probablemente uno, no me gusta presumir, pero… Yo me paseo por la recepción y cuando pienso que la mujer atractiva en la recepción me va a decir algo le hago un guiño a ella. Ella parpadea un par de veces, luego sonríe y sacude su pelo largo sobre sus hombros y se sienta un poco más alto, mostrando un escote impresionante. Yo podría haber estado interesado en otro momento nena, pero tengo toda una mujer que me tiene loco. Así que gracias, pero no. El circuito cerrado de televisión sólo está en el vestíbulo y sólo tiene cámara hacia la entrada principal. No hay nada más. Hay dos Chesterfield de cuero oscuro verdes donde los visitantes esperan. Me recuerdan la sala de juegos del jefe. Sí, creo que Grey se sentiría como en casa, una buena opción para batir bancos y paredes rígidas, de color blanco de estilo carcelario. Yo espero que no sea aquí donde trabajará la señorita Steele, bueno no es que haya alguna diferencia, la pobre chica no tiene posibilidad de cualquier manera con la vigilancia del jefe. Me dirijo a través de las oficinas abiertas detrás de la recepción y hago mi camino a través de la planta baja. Unas pocas personas me ven pasar a su alrededor pero nadie me desafía, ni me pregunta nada. Subo las dos escaleras hasta el siguiente piso, pero es la misma historia, a nadie parece importarle mi presencia. Menos mal que soy un ciudadano honrado y moralmente conciente, de lo contrario habría podido robar a lo grande en este sitio. ¡Carajo! Podría regresar en la noche y llevarme todas las computadoras, son tan condenadamente ingenuos, que probablemente me dejen una nota de agradecimiento. Cuando me estoy yendo, un chico de pelo largo y aretes de hippie me ve. Frunce el ceño. _ ¿Te puedo ayudar? _ No, me estaba yendo. Se queda mirando detrás de mí. El hijo de puta tiene ojos fríos y reconozco su tipo. De repente me siento muy contento de que no es Gail la que va a trabajar aquí, pero no se contentará el jefe, de eso estoy seguro. Me dirijo de nuevo a Empresas Grey. He estado fuera durante noventa minutos y el jefe no se ha comido a nadie. Tal vez él tiene un corazón después de todo. Puedo chequear la oficina. Olivia no está llorando, listo; Barney está vagando por ahí con el culo colgando de sus pantalones en busca de un cigarro, listo; la presión arterial de Andrea parece haber vuelto a bajar, listo. Y luego veo al jefe sonriendo a su ordenador y casi me desmayo. ¡Jodidamente raro! Realmente echo de menos los días anteriores a la señorita Steele. Los días en que la tierra todavía giraba cada 24 horas. El jefe dice que va a salir en una hora, yo sólo tengo tiempo para leer los informes preliminares que Welch me ha enviado de SIP. No hay mucho de interés, un par de miembros del personal con precauciones por consumir droga, un hombre que quedó atrapado con esteroides anabólicos. Pero entonces algo me llama la atención, uno de los jefes de redacción ha tenido cinco diferentes asistentes en los últimos 18 meses. ¿Por qué? Hago clic para abrir el archivo de personal y al instante reconozco al hijo de puta, el mismo de fríos ojos azules, de pelo rojo y zarcillos de hippy de mierda. Umm el hombre que entrevistó a la señorita Steele ayer, el hombre que va a ser el jefe de la señorita Steele. Mis sentidos no me fallan y comienza un hormigueo por mi mente y no en el buen sentido. Me pregunto cuál es la mejor manera para que el jefe se entere, sin tener que encadenar al hombre por sus pelotas. Culpable hasta que se demuestre lo contrario, parece ser el lema del jefe cuando se trata de la señorita Steele. O ahora que pienso en ello, cualquier bípedo humano. _ ¿Cualquier cosa que informar, Taylor? No puedo dejar de saltar cuando escucho su voz detrás de mí. Miro hacia arriba y veo el hijo de puta que se divierte. Bastardo. _ El edificio está totalmente abierto a todo público señor. La seguridad es una mierda, necesita reforma completa. _ ¿Qué más? No le contesto, pero apunto a la pantalla. Él explora el archivo de un Jack Hyde y frunce el ceño. Las personas que no conocen al jefe pueden creer que él es fresco, tranquilo y sereno. Y puede ser. Pero cuando lo conocen como yo, sabe que hay un burbujeo de violencia apenas contenida bajo su piel. Cualquier cosa que sienta que está mal en su mundo cuidadosamente controlado y en minutos se puede poner como el volcán del Monte Santa Elena. Él no dijo nada, pero yo sé que él está imaginando todo tipo de soluciones violentas para alejar al hombre que podría ser el nuevo jefe de la señorita Steele, pero no dice nada. Por otro lado, si Hyde termina con un mosquero en la boca detrás de un callejón oscuro una noche, mi primer sospechoso sería un tal “jodido fanático del control” _ Quiero hacer un alto en el camino a casa, Taylor. _ Señor. Nos dirigimos de nuevo a su oficina para recoger su chaqueta. Olivia se ve pálida, la doncella de hielo da una sonrisa fría y baja la cabeza. La franquicia de Cartier parece como una tarta de mármol verde con apliques dorados en la pared. Asiento con la cabeza al tipo de seguridad como una cortesía profesional. Puedo ver que me está mirando a ver si llevo un arma. Bueno ya se dio cuenta, sólo cuido al hombre que acaba de entrar. _ Tengo una tienda llena de joyas de gran valor que cuidar, me dice. Grey recoge un par de pendientes de diamantes con clase, que había encargado antes. Yo apostaría mi sueldo del año que son para una asistente de una editorial que actualmente está de vacaciones en Savannah. Por un breve instante lamento que no hay nada aquí que yo pudiera permitirme el lujo de comprar a Gail. Esta tienda es para los ricos, en serio. Él parece relajarse un poco mientras nos dirigimos a casa. Saca su celular para atender una llamada y estoy realmente esperando que no sea la señorita Steele, odio ruborizarme y conducir. _ Elena, hola… Sí, bueno gracias… ¿Qué? No… ¿Qué estás libre para cenar esta noche? ¿A las ocho? Bueno. Yo te recojo… ¿qué? Está bien. Gimo interiormente. ¿Qué tan tonto de mierda puede ser? Su novia está fuera de la ciudad menos de veinticuatro horas y lo primero que hace es aceptar reunirse con el segundo frente. Realmente espero que la señorita Steele no se entere de esto porque si lo hace, va a patear el culo del jefe. Y, francamente, él realmente se lo merece. Admito que no puedo ser uno de los nuevos hombres que Gail me dice que ha leído en las revistas en la peluquería, ella me dice Neanderthal, parece ser uno de sus adjetivos favoritos, no tengo ni puta idea de por qué, pero incluso yo no soy tan tonto como para hacer lo que el jefe está haciendo. Y tengo la horrible sensación de que sólo va a seguir adelante y se lo dirá a la señorita Steele que él la está viendo de todos modos, porque cuando se trata de leer los sentimientos de la mujer, el jefe se encuentra en pañales todavía. Claro, claro, él puede hacer que se corran libremente como el Expreso de Oriente, pero aún no sabe nada acerca de las mujeres. Yo le dejo en la entrada de Escala y luego estaciono el SUV. Gail está en la cocina personal y algo huele muy bien. La rodeo con mis brazos y le beso la parte posterior del cuello. _ Mmm… usted sabe bien, señora Jones. _ ¡Jason estoy cocinando! _ Yo también, nena, aquí me estoy calentando muy bien. Ella se ríe y me empuja. _ ¿Cómo estuvo tu día? Me encojo de hombros. _ Ros quería saber por qué el jefe estaba actuando tan raro. _ ¿Qué le dijiste? _ Ella estaba asustada porque pensaba que se trataba de algo comercial. Le dije que tenía una novia, así que se quedó tranquila. _ Apuesto a que ella se sorprendió, lo conoce más que nadie, excepto su familia. _ Sorprendida, bien sorprendida, casi aturdida. Lo que me recuerda… _ Estamos sólo tú y yo esta noche, nena, el jefe va a salir. _ ¡Oh! ¿No había nada en el calendario? _ Va a cenar. Con la señora Lincoln. _ ¡Esa bruja! Ella se cruza de brazos y mira enojada. Pues sí, más o menos la misma reacción que tuve. _ Realmente pensé que tenía más sentido. Yo no sé lo que ve en esa mujer. Bueno, sólo espero que la señorita Steele no se entere, me dice. _ Nena probablemente se lo diga. Ella me pega. _ ¡Por supuesto que no! ¿Por qué? Quiero decir, si te vas fuera a cenar con tu ex en el momento en que estoy fuera de la ciudad y me lo dices yo… Se detiene y frunce los labios. ¡Oh, a veces me preocupo por el Sr. Grey! _ Tú, yo y la mitad del hemisferio occidental, nena. Le paso la mano por su muslo, subiendo por su falda y la dejo descansando junto a la parte superior de sus medias. _ Tenemos toda la noche para nosotros nena, te voy a hacer gritar. Ella se sonríe y pasa sus manos sobre mis caderas y mi culo y me da un buen apretón. Doblo mis caderas contra ella para que pueda sentir mi creciente erección. _ Realmente, Jason, yo no creo que debas hacer promesas que no puedas cumplir. _ ¿Eso es un reto señora Jones? _ Por supuesto, señor Taylor. Y realmente no me importa que esté tan hambriento y mi estómago anda haciendo ruidos ensordecedores; y tampoco me importa si el jefe está todavía en el edificio. Yo agarro a Gail sobre mi hombro y me la llevo directo a la habitación, con la intensión de mostrarle de que está hecha esta relación. **** La mañana comienza como cualquier otra, jodidamente temprano. Gail está metiendo su cabeza en mi pecho y tiene un brazo alrededor de mi cintura. Las sábanas están en una maraña en torno a nosotros y me pregunto por qué vagamente estamos con los pies apuntando hacia la cabecera. Me agito suavemente y acaricio su cabello. Me encanta la forma en que se siente en la nuca, todo suave y velloso. Veo el azul de sus ojos parpadeando hacia mí. _ Buenos días, Jason. _ Hola, preciosa. Ella se estira y se las arregla para darme con el codo en mis bolas. _ ¡Aagh! _ ¡Oh, lo siento! ¡Oops! Accidente. Entonces ella me sonríe. _ ¿Quieres que lo bese mejor? _ Cariño es la mejor oferta que he tenido en… eh… varias horas. Pero entonces mi Black Berry vibra. Es el jefe. ¡Caray son las 5:00am! ¿Es que también me va a joder los pocos polvos mañaneros? Gail se inclina y me arroja el celular. _ ¿Señor? _ Taylor, vamos volando a Savannah. Llama a Stephan. Quiero salir antes de las 9:00am. _ Sí, señor. ¿Cuántos días vamos a estar? Como si no pudiera adivinar mierda. _ Regresamos el viernes. Él cuelga y suspira Gail. _ ¿A dónde van ahora? _ A Georgia. Lo antes posible. Vamos nena termina rápido lo que me ofreciste. _ Jason, conociendo al jefe, ya debe estar en la sala esperándote. ¡Vamos arriba! Será mejor que me ponga a hacer el desayuno. Ella me empuja fuera de la cama y me dirijo a la ducha. Doscientos minutos más tarde estamos en el aeropuerto. El jefe anda actuando bastante nervioso, como una cucaracha en baile de gallinas. _ Stephan, ¿tiempo de despegue? _ A las nueve treinta y cinco, señor Grey. Fue la primera palabra que le dijo. Por el amor de Dios jefe, le cuesta mucho decir, buenos días ¿Cómo estás? Stephen lo ignora él sabe que el jefe no se graduó en la escuela de encanto. La asistente de vuelo es una mujer que no he visto antes, guapa y morena uh-oh. Ella huele al jefe como un sabueso oliendo a un sándwich de jamón. _ Le presento a Natalia señor. El sólo hace un gesto con la cabeza. Stephan se dirige de nuevo a la cabina y frunce el ceño Grey mira su reloj. Sí, mirándolo cada 30 segundos eso realmente no va a hacer que el avión vaya más rápido. _ ¿Desea tomar un café, señor desayuno? _ No, gracias, murmura. Ella se ve decepcionada pero se vuelve hacia mí, con una sonrisa profesional en sus labios rojos brillantes. _ ¿Y usted señor? _ No, gracias. Ella pone mala cara y tengo un repentino impulso de reír a carcajadas. Finalmente despegamos. Sé que me estoy agarrando fuertemente a la silla y conteniendo la respiración. Lógicamente, sé que no hay misiles tierra-aire dirigidos a nosotros, pero con una vez fue suficiente. No es algo que quiero repetir en esta vida o en cualquier otra. Tan pronto como estamos en el aire el jefe saca su laptop y comienza a desplazarse por las páginas de los números pequeños, frunciendo el ceño y murmurando para sí mismo. Está tan tenso, la atmósfera en el avión cae a un balsámico menos diez. Trato de no hacer caso del jefe que anda encendido como siempre, y me hundo de nuevo en el asiento para disfrutar de la calma relativa del libro “Alguien voló sobre el nido de cucú”. Algunos de los personajes me recuerdan a él. Al mediodía, Natalia corre el riesgo de cruzar el umbral de la cocina del avión y se pone delante de Grey, le ofrece algo para el almuerzo. Por la expresión de su rostro me parece que ella se puso en la parte superior del menú. _ ¿Puedo tomar su orden para el almuerzo, señor? Grey toma el menú y ni la mira, de hecho la ha ignorado durante las dos horas y media que llevamos de vuelo, frunce el ceño y dice: _ Ensalada de pollo. Gracias. _ ¿Y para usted, señor? La señorita plástica 2011, ahora echa sus sonrisas a mi dirección. _ Lo mismo. Gracias. Sí, soy un hombre de pocas palabras. Grey come su comida de forma mecánica. Si alguien le pregunta, no sabría contestar que fue lo que se comió. Sigue echando un vistazo al reloj. Es tan jodidamente irritante, estoy a punto de lanzarlo del avión yo mismo sólo para que haga el viaje más rápido. Cuando la puerta del avión finalmente se abre en el Hilton Head, Grey sale de prisa. Es casi vergonzoso, está tan ansioso de ver a la pequeña señorita Steele. Sí, Gail tiene razón acerca de que ella era una virgen… es decir, ¿sino por qué el jefe está tan ansioso? Definitivamente algo en esa mujer lo tiene más loco de lo normal. Andrea nos ha hecho la reserva en el Hotel Mansión en el distrito del centro histórico y alquiló la usual SUV de Audi para yo conducir. La navegación GPS está pre-programada y tengo que agradecérselo a la doncella de hielo, ella tiene un buen ojo para el detalle. Veo el jefe comprobar su Black Berry y puedo casi adivinar que no es el mercado de valores de NY que tiene toda su atención. Estoy seguro que lo que quiere conocer son las últimas noticias del paradero de una tal chica de ojos azules, cabello castaño. _ No te necesitaré esta noche, Taylor, dice. _ Yo no voy a ninguna parte hoy. Debo admitir que me sorprende. Hemos volado por todo el continente y ahora va a esperar… ¿qué? El jefe no espera. Como si no lo conociera, lo que está es nerviosísimo. Y admito que me despierta curiosidad. ¿Qué le pasó que cambió de idea en venir a Georgia, cuando la señorita Steele, lo rechazó el domingo pasado? El cenó con la Señora Lincoln anoche. ¿Qué le habrá dicho la puta mayor? No me puedo imaginar qué consejo le habrá dado, porque estemos claros, ella es la que le consigue las sumisas. Me aparco y hago un barrido rápido en la suite del jefe. La seguridad del hotel es superior a la media, lo que me ahorra un par de migrañas o dos. Me presento al jefe de seguridad, un Walter Dubois. _ Bienvenido al Hotel Mansión, señor Taylor. ¿Qué puedo hacer por usted esta tarde? _ Sólo rutina, señor Dubois. No quiero anticipar ningún problema, porque aquí no hay amenaza de seguridad específica. Para su conocimiento, no quiero a ninguno de su personal armado en la planta del señor Grey. Y las únicas personas autorizadas en la lista de visitantes es la señorita Anastasia Steele y yo y el personal de mantenimiento del hotel como de costumbre. _ ¿Y puedo saber si usted está llevando un arma de fuego, señor Taylor? _ Sí, señor Dubois. Aquí está mi permiso y mi tarjeta. Cualquier problema, por favor llámeme a mí en primer lugar. _ Bueno, todo parece estar en orden, Sr. Taylor. Disfrute de su visita, señor. _ Ah, una cosa más, he alquilado un Bugatti Veyron por unos días. Va a ser entregado por la propia seguridad de la concesionaria. Puedo ver sus los ojos brillar al pensar en los dos millones de dólares que cuesta ese deportivo y que estará estacionado afuera de su establecimiento. Por Dios, no me gusta ver babear a un hombre adulto. Me dirijo hacia fuera y encuentro un lugar agradable y tranquilo, y en el menú tienen algunos mariscos. Mientras estoy esperando la comida, llamo a Gail. _ Hola bebé. ¿Despierta todavía? _ Por supuesto, Jason. ¿Qué tal el vuelo? _ Largo _ ¿Está todo bien? _ Es difícil de decir. No ha ido a verla todavía. Pero él quiere llevarla a volar por la mañana al amanecer. _ ¡Dios mío él nunca ha hecho eso antes! Ni siquiera la señorita Grey ha logrado persuadirlo de que la lleve a ella, y mira que es bastante tenaz. Esa es una de las palabras para describir a la señorita Grey, pero yo soy demasiado caballero para decir en voz alta a los demás lo que se me ocurre pensar de ella. _ No lo sé, Gail, hay algo fuera de balance a su alrededor. Yo no lo entiendo. _ ¡Oh, de verdad, Jason! ¡Él está enamorado! Por supuesto que está fuera de equilibrio. Eso es lo que hacemos las mujeres. _ Punto justo, señora Jones. Pero eso no es a lo que me refiero. Fue a ver a la mujer Lincoln anoche, ¿verdad? Es silencioso y puedo ver que ella sabe a dónde voy con esto. _ ¿Y crees que… ella lo influencia de alguna manera? _ No sé cuál es su intensión Gail, pero esa mujer es una perra fría. No puedo creer que le haya dicho al jefe que venga aquí a darle todos los corazones y las flores a la señorita Steele. Así que no dejo de preguntarme ¿qué es lo que quiere? _ Bueno, ella se preocupa por el Sr. Grey… A veces Gail es demasiado inocente. _ Gail, no puedo soportar a la bruja de hielo más de lo que puedo. ¿En serio me estás diciendo que ella tiene los mejores intereses para el señor Grey, en ese agujero frío que ella llama un corazón? Gail está en silencio por un momento. _ No, la verdad es que no. _ No. Yo tampoco. ~~~~

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