viernes, 13 de septiembre de 2013

CAPITULO 17 (TAYLOR)

He llevado a señorita Steele de vuelta a su apartamento en el A3 rojo y he dejado al jefe en Empresas Grey. Ahora me dirijo de nuevo a Escala para ayudar a Gail con las compras del supermercado. Después de estar cuatro adultos en el apartamento se ha reducido severamente las reservas alimenticias. Gail está en la entrada esperándome cuando llego al Edificio. Maldita sea, ella se ve caliente y provocativa. Hay algo muy sexy metido dentro de esa blusa blanca y esa falda elegante azul. ¡Todas esas curvas increíbles y yo voy sin frenos! Tal vez sea solo yo que la veo así, pero no, Frank el portero, tiene sus ojos de mierda clavados en ella. Atrás hijo de puta que yo ya la he tomado. Me paro a poca distancia de la entrada. De ningún modo voy a permitir que ese hijo de puta le vaya a abrir la puerta, me bajo inmediatamente y le doy a Frank una mirada de advertencia. Da un paso hacia atrás. Sí, el mensaje recibido y comprendido, ¡cuello de lápiz! Ayudo a Gail a subir a la camioneta y ella levanta una ceja hacia mí, con una expresión divertida en su rostro. Sí, sí, sólo cuidando a mi señora. _ ¿A dónde, señora? _ Al centro Jason por favor. En el mercado es que realmente consigo todo lo necesario, y además tienen la mejor selección de quesos. Me ha gustado tener a la señorita Steele aquí, ella parece su novia, pero como que no come mucho. _ Probablemente porque se pasan todo el tiempo fo… er … bueno… atornillados… Ellos necesitan energía. _ Yo podría decir lo mismo de ti, Jason, dice desafiante. _ Soy un adicto a ti, cariño. Me da hambre… y no sólo por la comida. _ Concéntrate en el manejo, Jason. _ Sí, señora, sonrío a ella. Ella niega con la cabeza, pero se sonríe. _ Bueno, dice, divertida, por lo menos el señor Grey estará de nuevo a su rutina normal en pocos días. Bueno la normalidad y el jefe no son dos conceptos que normalmente se podrían encontrar en una frase. Además, creo que se equivoca. _ ¿Eso crees? Porque yo creo que ella se va de viaje a Georgia. _ ¿Y eso qué? _ Gail, que ahora como no está, se va dar de carreras temprano en la mañana, se va al gimnasio a patearle la mierda a Claude, se pone a gritarle a Olivia hasta que la pobre vomita y lo peor, es que el huracán Mía ya está en la ciudad. _ Oh, querido. _ Si. _ Pobre Olivia. Hay una pausa. _ ¿Crees que la señorita Steele sea la causante? Me encojo de hombros. _ Tal vez. Pero espero que el jefe se las arregle para echar un polvo. _ ¿Qué quieres decir? _ Le oí decirle a Andrea que investigue que vuelo está tomando y que la suba a primera clase. De hecho le ofreció el Jet, pero ella lo rechazó. El jefe intenta ser un buen hombre, Gail, a pesar de asustar a la pobre de Olivia y a la mayoría de su personal. Pero hay que reconocer que en Empresas Grey todo el mundo está bien pagado, con un seguro médico y dental de primera. Y dado el hecho de que casi nadie tiene un día para sí mismo, la paga de las vacaciones es bastante generosa. Mucho mejor que la mayoría de las empresas ofrecen. Ninguno de estos beneficios se puede aplicar a la señorita Steele, ya que no ha firmado su contrato de mierda todavía y como él no ha tenido una novia antes, no sabe cómo lidiar con ella cuando se impone y no lo deja hacer su voluntad. El no está acostumbrado a poner sus sentimientos en ninguna persona. Cuando la vi por primera vez pensé que era una chica tranquila, amable, pero creo que no va a dejar que él se imponga, y te aseguro que no va a tomar su mierda. _ Eso es bueno, ¿no? _ Sí, ¿quién quiere una mujer que hace exactamente lo que se les dice todo el tiempo? Gail baja su mirada y me ve y por el rabillo del ojo veo que sostiene una sonrisa. _ Sólo quiero decir que, aunque parte de él le gusta cuando ella le lleva la contraria, él tiene un mecanismo para hacerle frente a esa situación, ya sabes… sacarle la… No me atrevo a terminar la frase, porque no es necesario. _ Sí, ya veo lo que quieres decir, dice Gail, que suena seria. _ Realmente espero que te equivoques Jason. Eso espero. Aparcamos en el garaje subterráneo del Mercado Metropolitano y llevo a Gail a la tienda mientras ella pasa sus ojos sobre lo que parece ser una lista muy larga. _ Jason, ¿por qué no te vas a tomar un café? esto va a tomar un tiempo. Dame media hora. _ Claro, cariño. Me dirijo a una tienda de café cerca, agradecido por la oportunidad de pasar un momento agradable leyendo la sección de deportes y el juego de Los Pumas contra Águilas Rojas. He estado allí unos 20 minutos cuando de pronto oigo una conmoción en la caja registradora. Empujo mi silla hacia atrás automáticamente por el sonido inesperado y pongo mi mano extendida hacia la pistolera. Pero mi reacción fue injustificada, veo que son dos mujeres mayores en la línea de autoservicio que se les ha caído el té y las magdalenas, quedaron esparcidos por todo el piso incluyendo el monedero con las monedas. Sí, me imagino los titulares: Masacre de abuelitas en el automercado por un oficial nervioso. Por suerte nadie se ha dado cuenta de mi revólver Korth y la camarera se preocupa más por limpiar todo el sitio. _ ¿Puedo ayudarle, señoras? Me agacho y empiezo a recoger las monedas de diez y veinticinco centavos. _ Oh, gracias, jovencito ¡Gracias! No sé lo que pasó. Qué torpe soy. _ Está bien, señora, encantado de ayudar. Mientras tanto, la camarera ha sustituido el té y las magdalenas de mala gana y las llevó a una mesa vacía. Las ancianas siguen hablando angustiadas y tengo unas ganas de sacudir la amarga cara de pit-bull de una de las camareras. Le doy el montón de monedas a las señoras y se las pongo sobre la mesa. _ Ahí está su cambio, señora. _ Oh, muchas gracias, joven. Por favor, vamos a comprarle un café por las molestias. _ No se preocupe señora, ya había terminado de todos modos, simplemente encantado de ayudar. Es hora de ir a recoger Gail. Puedo verla agitando su mano a través de la ventana de la cafetería mientras va caminando, y sopla un beso. Gail está terminando en el check-out y me acerco a ella. Le ayudo a cargar las bolsas en el carrito de compras y nos vamos fuera hacia la camioneta. _ ¿Qué estás buscando tan contento?, dice. No me había dado cuenta de que me estaba sonriendo. _ Una mujer se ofreció a comprarme un café. Supongo que ella pensó que yo estaba interesado. _ Bueno, no puedo discutir con eso Jason. ¿Debo tener celos? _ No, nena. Ella no era mi tipo. Nos dirigimos a casa escuchando canciones de “Evita”. ¿Qué pasa con las mujeres y las melodías amor? Yo no lo entiendo. Apenas termino de dejar las bolsas en la cocina cuando mi Black Berry vibra. _ Me tengo que ir, nena. Voy a recoger al jefe. _ Será mejor que se den prisa para preparar la cena. Se vuelve a ir. Oh no, nena, todavía no. Yo le abrazo entre mis brazos y la beso duro. Sus labios brillantes con sabor a fresas. _ ¡Jason! ¿Qué te pasa esta semana? Ella se aleja sin aliento. _ Creo que es al revés, nena. Ella me pega con el paño de la cocina y hace una retirada estratégica. Me pongo directo a manejar hacia las Empresas Grey y le mando un texto al jefe para hacerle saber que ya llegué. Me apoyo en el capó de la camioneta y Joe, el guardia de seguridad del vestíbulo viene a darle a la lengua. _ Hey, Joe. ¿Alguna cosa que reportar? _ No, señor Taylor. _ ¿Alguno que haya perdido su empleo? ¿Alguien está en la línea de fuego del jefe? Joe resopla. _ Olivia casi la despiden. Leonie me dijo que ella ha estado llorando en el baño de mujeres la mayor parte del día. Una vez más. Volteo mis ojos. ¿Qué ha hecho esta vez? _ El Seattle Times llamó por teléfono para confirmar un rumor que anda por ahí, que habían oído que el jefe iba a llevar a una gala de lujo a una chica este sábado. _ ¿Y? _ Al parecer, la muy tonta dijo: No puedo confirmar si la señorita Steele acompañará el Sr. Grey. Niego con la cabeza. Olivia realmente es tan boba. _ No puedo creer que ella haya caído en ese viejo truco, Andrea debe estar loca. Joe sonríe. _ Sí, ella ha estado recibiendo llamadas desde entonces. El señor Grey se molestó bastante por eso. ¿Así que es cierto? ¿El jefe finalmente se consiguió una novia? Siempre pensé que estaba en el camino equivocado de la autopista. _ Sin comentarios, Joe. Vemos al jefe a través del vestíbulo, el personal prácticamente corriendo para no encontrárselo en el camino. Realmente anda en otra dimensión. Entonces Joe abre la puerta del coche, Grey frunce el ceño, “gracias” y entra sin hablar, la tensión anda rodando fuera de él en oleadas. Esta va a ser una noche larga, muy larga. Me dirijo hacia el tráfico nocturno. En el espejo puedo ver al jefe mirando este Black Berry cada pocos segundos. No hace falta ser un genio para darse cuenta que está esperando tener noticias de la señorita Steele. Es Casi increíble de creer que lo tenga de esa manera. Al borde de la desesperación. Vaya jefe hasta que por fin le toco su turno ¿no? Finalmente llega un mensaje y veo que relaja todo su cuerpo. Voy a tener que poner una nota en su calendario: Consíguete una vida de mierda. En todo el camino de regreso a Escala está verificando los mensajes en su teléfono celular, pero se ve bastante feliz. Tal vez ella realmente le echó de menos. Él ya le había dicho a Welch que echara un vistazo a la madre y su nuevo marido, sin contar a parte, de que lo hizo correr para ponerle vigilancia directa a la señorita Steele. Qué jodido fanático del control. Rastrea cada movimiento desde su celular, es compulsivo, realmente no puede ayudarse a si mismo. Si supiera que la mitad del tiempo que ha estado pasando a lo mejor la inocente señorita Steele ya se haya alejado a las colinas. Aunque ella no lo sabe, no tiene ni idea de que se ha convertido en el centro del mundo del jefe. Se dirige directamente a su despacho, diciendo que él va a comer después de que haya echado una carrera. No es que me importe, pero joder, ¿no se puede mantener quieto? Por lo menos, llegaré a mantenerme en forma en este trabajo. Hacemos nuestro camino en torno a un circuito de seis millas todo de nuevo, marchando para tratar de vaciar su cerebro, corriendo para escapar de sus propios pensamientos, corriendo para escapar de su compulsión de controlar. El nunca puede correr lo suficientemente rápido. Casi siento pena por él. Gail le sirve unos filetes de lubina con patatas fritas y ensalada. Sé que están condenadamente bien, menos mal que vamos a tener la misma comida. Pero el jefe come solo. _ ¿Cómo está? Yo le frunzo el ceño a Gail. Vaya, ¿no podemos tener una comida en la que no se hable de él? _ Jodido como siempre. _ Jason… Me encojo de hombros. Es cierto: los dos lo sabemos. _ Tal vez deberías ir a hablar con él. _ ¿Y decir qué? Él es mi jefe no es mi amigo. Y la única persona que con la que él quiere hablar ha volado 2.942 millas para alejarse de él. _ ¿Pensé que iba a ver a su madre? _ Claro, pero también le dijo que necesitaba un descanso de él, ella le dijo que era intenso. _ ¿No te creo? _ Sí, fue bastante gracioso. ¿Sabes qué? él se ofreció a ir a Georgia con ella. Ella le dijo que no creía que fuera una buena idea. _ ¡Oh, Jason! A veces ustedes los hombres son tan literales _ ¿Qué? Ella quiere alejarse de él. Así lo veo yo. _ Estoy segura de que lo está echando de menos… si le da una oportunidad. Pobre señor Grey. _ Pobre, no es. _ Sabes lo que quiero decir, Jason. Lo que sea. Mi Black Berry zumba. _ El jefe va al gimnasio. Voy a ir y hacer un barrido rápido. Vuelvo en un minuto, cariño. No voy a anticipar problemas, sólo la mitad de los 245 apartamentos de Escala están ocupados, y muchos de ellos parecen no haber descubierto el gimnasio. Y menos a las 11pm. Sí, el lugar está desierto, que es como al jefe le gusta. A veces me pregunto porque no compra el edificio entero para tenerlo para sí. _ Gracias, Taylor. Ya no te necesito esta noche, pero voy a estar corriendo mañana a 5.30 de la mañana. ¡Vete a la mierda! Si de reventar el culo se trata, el jefe es un experto. Me dirijo de nuevo para persuadir a Gail de que se case conmigo, como lo tengo en mente. Ella no es una mujer de voluntad débil, pero estoy enamorado de ella. Nada. No logré nada, como siempre. Me quedo dormido acurrucado en sus brazos. Pero no por mucho tiempo. En algún momento de la noche, soy vagamente consciente de que el jefe está tocando su piano. ¡Santa María madre de Dios! Mientras me arrastro fuera de la cama a las 5:00am, estoy pensando seriamente en ponerme en contacto con la señorita Steele y rogarle que vuelva pronto. Tal vez si le pago… Una cosa buena acerca de levantarse temprano es que me da tiempo de poner mi rutina al día. La verdad es que me pongo un poco nervioso cuando el jefe corre varios días consecutivos por la misma ruta. Eso lo convierte en un blanco fácil. Y para variar con la lengua de Olivia, ahora los paparazzi entran en vigor, por supuesto, todos quieren investigar con quien va a la gala del sábado el jefe. Aunque no veo que ninguno de esos cabrones perezosos se levante temprano. Él parece estar en un estado de ánimo mucho mejor en el camino a la oficina, así que sólo puedo asumir que la señorita Steele se ha dignado a enviarle un correo electrónico, a pesar de que parece preocupado, los informes que le llegan desde Georgia como que no le gustan. El día que pasa lento. El único entretenimiento es ver a Olivia tratar de evitar la mirada fría de Andrea y volver a su trabajo. Yo no querría meterme con Andrea, ella mandaría a una persona a unos mil metros de distancia sólo lanzándole una mirada dura. No sé como se ha mantenido de Asistente Personal del jefe durante tanto tiempo, no es una rubia candorosa, es tan fría que puede congelar cubitos de hielo con su culo. El jefe insiste en otra sesión de ejercicios antes de comer. Me hace reír como se van concentrado las mujeres alrededor del vestíbulo, dando vueltas como pendejas, nada más para ver al jefe regresar todo sudado. Sueñen señoras, eso nunca va a suceder. ¡Vaya incluso hay una ahí de la edad de mi madre! ¿Estás mujeres no tienen vergüenza de desear a un chico de veintisiete años? Nada. Ninguna. Qué pregunta más tonta. La verdad es que en eso el jefe tiene hasta suerte, ese mujerero babeando por él por donde pasa. Pobre niño rico, si supieran la mierda que lleva encima. Poco después del almuerzo, Ros llega a mi oficina y toca a la puerta. _ ¿Tienes un momento, Jason? _ Claro, Ros. ¿Qué necesitas? Ella entra y cierra la puerta. Hmm. _ ¿Qué le pasa a Christian? Él ha estado arrasando por todo el edificio la última media hora. Me sorprende que el lugar no esté a punto de explotar. Amenazó a Barney si no deja de fumar. Olivia está llorando aunque eso no es nada nuevo, y Joyce a tenido que pedir un pastel de merengue para todo el piso par evitar que se vayan en masa. Tengo que saber lo que está pasando Jason. No te preguntara, si la situación se pudiera controlar. Ya sé que no es nada de negocios, así que… tú me dirás. _ Ros, sabes que no puedo hablar contigo sobre el jefe. _ No me vengas con esa mierda, Jason. Lo conozco desde hace siete años y nunca lo había visto así. Necesito saber cuál es el problema. Tiene razón, lo necesita saber, pero yo realmente no quiero ser el soplón. Tomo una respiración profunda. _ Se trata de una mujer. Ella parpadea. ¿Una mujer? ¡Por Dios, he dicho una mierda! _ ¿Qué clase de mujer? ¡Por el amor Dios! del tipo con tetas y culo. Querrás decir, ¿qué clase de mujer? Me quedo mirando impasible esperando que se vaya. Espero y espero y entonces me rindo. _ Una amiga, Ros. Su expresión perpleja me dan ganas de reír en voz alta, pero luego una lenta sonrisa se envuelve alrededor de los dientes. _ Así que los rumores son verdad. ¡Christian tiene una novia! ¿Cómo es ella? Bien, no respondas a eso, no es asunto mío. Pero eso es genial. Realmente genial. Hace una pausa a mitad de camino a través de su ataque de adulación. Bueno, ¿por qué está en tan mal humor, entonces? Debe ser un buen cambio para él conseguir a alguien. Si supieras lo jodidamente divertido que es. _ Ella tuvo que irse. _ Oh. Bueno, eso lo explica todo. El primer amor y todo eso. Bien, bueno no tengo nada de qué preocuparme. Al menos, yo no lo creo. Frunce el ceño y luego mira hacia arriba. _ Esta novia… ella no fue a Savannah por casualidad, ¿verdad? Ahora, ¿cómo diablos sabe eso? Ros sonríe. _ Christian pasó a mencionar que había un pedazo de tierra allá abajo que estaba interesado en ver. Me pregunté por qué, de repente quiere comprar algo en Georgia cuando hemos puesto miles de horas-hombre en Detroit. Pues bien, es el amor de Christian. Esto debe ser interesante. Sí, sí, y los chinos tienen una maldición: ¡Ojalá vivas en tiempos interesantes! Justo cuando tenemos lo que queremos, no se nos da la oportunidad de disfrutarlo. Ella se va, sonriendo para sus adentros, pero mi boca no parece querer unirse a su risa. Tengo un mal presentimiento sobre esto. ~~~

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