viernes, 27 de septiembre de 2013

capitulo 1 (segundo libro, TAYLOR)

Capítulo 1: El pozo de la soledad Primer día – Sábado Me siento tan jodidamente inútil. Necesito tener un objetivo, algo que pueda hacer sin pensar, como una misión peligrosamente armada con un deseo de muerte del tamaño de Texas, dame algo tangible que pueda envolver alrededor de mis manos y sacar toda la mierda que vive dentro de mí, necesito ALGO QUE PUEDA HACER. Me dirijo a mi oficina y trabajo a través de los protocolos habituales, verifico las CCTV, compruebo las alarmas en las entradas y salidas de nuevo, estudio el informe sobre la situación diaria de Welch. No hay nada que haga levantar mi pulso y mucho menos proporcionar una distracción. Welch ha estado trabajando en unas pistas sobre Leila Williams, pero todavía no hay noticias. La mejor pista era que pudiera estar con otra ex sumisa, Susannah Bergen, pero ésta ha viajado a casa de sus padres, en San Luis Obispo. Sin nada más con lo que seguir adelante, lo único que puedo hacer es aumentar la seguridad. Welch tiene informado a Lucas Sawyer, está en alerta 24/7. El apartamento está tranquilo. Me doy cuenta de que me he acostumbrado a tener a la Señorita Ana Steele alrededor. Siempre hay música alegre y optimista cuando ella está aquí, el sonido de su risa y de la vida. Está tan llena de vida… ella estaba tan llena de vida. Un impulso de ira surge a través de mí, y pienso en cómo estaba destrozada cuando la dejé en su casa hace apenas un par de horas. Pero ella no es la única: el jefe está hecho pedazos. Desde que yo lo conozco, ya más de cuatro años, nunca lo he visto así. Él tiene dos mecanismos de adaptación para hacer frente a los malos días, follar duro y sacar la mierda a su sumisa o ir al gimnasio y hacer que Bastille se gane su dinero intentando sacarle la mierda de él. Qué irónico que el jefe pague para que le saquen la mierda, igual que él hace con sus sumisas. Ahora mismo no está haciendo nada. Y eso me pone nervioso. Mi trabajo se basa en predecir lo impredecible. No es fácil por el jefe, pero he reconocido ciertas pautas, ciertas respuestas posibles a las situaciones. Pero esta es una situación nueva y no tengo ni idea de cómo va a responder. Decido dar un paseo por su estudio y asegurarme de que no está en marcación rápida intentando alquilar a una nueva sumisa. Él está inclinado sobre su escritorio, haciendo caso omiso a la jodida y espectacular visión de Seattle a sus pies. Yo solía pensar que le gustaba ver a toda esa gente corriendo de un lado a otro en sus insignificantes vidas. Pero me di cuenta hace mucho tiempo que estaba equivocado. A él le gusta estar aquí porque así está tan lejos de toda aquella humanidad hirviente y bulliciosa. No le pueden ver, no pueden tocarlo y así sigue siendo invisible en su misterioso nido de mierda. Me sorprende ver que no está estudiando detenidamente esas columnas de números minúsculos que hacen que los hombres más normales se queden ciegos. En su lugar, tiene los planes de ponerse a montar una maqueta de algún tipo de modelo de avión. Ahora realmente estoy asustado porque el jefe no es de esa clase de personas que les guste montar jodidos aviones en miniatura. Sí, así que, al igual que la mayoría de los niños les gusta hacer modelos de tanques y cosas así, pero cualquier hombre adulto que se pasa horas haciendo eso, bueno, yo no lo entiendo, a menos que sea porque les guste estar olfateando el pegamento de mierda, todo esto es una tortura sin sentido. Pero el jefe está contando los trozos de madera con paciencia y sujetando con alfileres las piezas del avión. He visto algunas cosas raras en este apartamento, pero, aparte de la cabeza de caballo de peluche que el jefe utiliza cómo si fuera su almohada, esta es la mierda más espeluznante que he visto jamás. Bueno, vale, he exagerado sobre eso de la cabeza del caballo, pero no podéis imaginar lo que estoy viviendo. ¡Él es un hombre hecho y derecho, por el amor de Dios! Bueno, algo parecido. Pero a medida que me acerco, todo tiene una especie de retorcido sentido: no es sólo un viejo modelo de avión, es un planeador. Específicamente un Blanik L-23. El planeador en el que volaron el jefe y la señorita Steele. Ella se lo regaló. La joven con deudas estudiantiles le compró al multimillonario un avión de juguete porque era la única manera que podía demostrarle que lo amaba. Y me siento tan mal por ella y por él, también. Caray, yo estoy tan condenadamente mal, hasta yo mismo me siento fatal hasta estoy considerando seriamente saquear toda la colección de ropa interior de Gail para animarme. Bueno, tal vez no estoy tan desesperado, no todavía. Puedo observarle durante unos momentos más, teniendo en cuenta su absorción total, decido hacer una copia de seguridad de su estudio. Alguien que no conozca su jodido cerebro y sus pensamientos podría pensar que está tranquilo: pero yo conozco a este loco hijo de puta mejor que nadie, y puedo garantizar que su cerebro está dando vueltas por ahí como un patinador sobre hielo en ácido. Lo único que le falta es el tutú. ¿Pero qué haría yo en su situación? ¿Qué haría si Gail decidiera salir de mi vida para siempre? Siento escalofríos sólo con ese pensamiento, anoche me prometió que me llamaría una vez que llegase a casa de su hermana, pero sólo me envió un texto. Pensé que puedo ser un hombre muy metódico, y no muy dado a la introspección, pero hasta yo sé que cuando su mujer no quiere hablar con su pareja, mejor dejar que las cosas se enfríen. No puedo culparla, ella ha pasado por una jodida experiencia de mierda muy intensa, cortesía de nuestro jefe, el Sr. Jodidamente-fascinante-millonario, por cuarto año consecutivo. Y ella no quiso hablar conmigo. ¿Por qué? ¿Será porque me ve como parte de toda esta locura? Nos encontramos aquí, trabajamos aquí, vivimos aquí. Demonios, hemos vivido con una docena de sumisas y lo vi tomarlas a todas en la sumisión. ¿Qué dice eso acerca de nuestra visión de la vida? Sé que siempre hizo sentir a Gail incómoda, pero ella sostiene que el jefe es un hombre bueno. Me gustaría matizar, puede ser un hombre bueno, pero severamente jodido. Tenemos un término en el argot de los marines: FUBAR – jodido más allá de todo reconocimiento. Esto podría haber sido acuñado por Grey. Vago de regreso a mi oficina y navego por internet buscando las escuelas secundarias adecuadas para Sophie. Sí, sí, ya sé que sólo tiene siete años, pero sólo quiero saber qué tipo de escuelas hay en su área. Nunca es demasiado temprano para poner su nombre en la lista para una buena escuela. Y entonces un pensamiento errante encuentra su camino en la caverna vacía que antes se llamaba mi cerebro: si pongo a Sophie en una buena escuela, la mejor clase de la escuela voy a escoger porque Grey está pagando por ello. Quiero decir, yo no soy un tonto completo, he ahorrado una parte considerable ya que trabajo para el hijo de puta más generoso que te puedas cruzar, pero si dejo este empleo, acabaría con todo. Y mis ahorros no cubrirían otros once años de los gastos de escolaridad, más la universidad. Es un pensamiento amargo: ¿me quiero quedar junto a Grey durante… ¡mierda, mierda! otros 14 o 15 años más? ¿Qué otra cosa voy a hacer con mi vida? Puedo arreglar la caja basculante de una Harley-Davidson o soldar el filtro de potencia con fugas de una Triumph, pero ninguna de esas habilidades va a pagar la educación universitaria de mi hija. Así que la mejor opción es trabajar en seguridad privada, a menos que quiera volver a alistarme y hacer que mi culo vuelva a Afganistán de nuevo. Lo que me lleva a otro problema espinoso: Gail. No quiero decir que Gail sea un problema, ¡infiernos no! Gail es Santa Claus, el Hada Madrina y mi pócima mágica, todo en uno, además de ser sexualmente atractiva y digna de ser follada, sólo para que conste (aunque puede que ya lo haya mencionado antes), pero en realidad parece que no tiene mucho interés por el que lleva una pistola en su trabajo. Tengo mis sospechas de que su continua negativa a casarse conmigo tiene algo que ver con eso. O tal vez ella no le gustas tanto, Taylor. No, esa no puede ser la razón. Puede que yo no sea la cosa más inteligente con dos piernas, pero esa mujer está totalmente enganchada a mí. Y seamos sinceros, a pesar de que modestia es mi segundo nombre, he visto la forma en que sus amigas me miran y no están mirando la etiqueta de Gucci en mi chaqueta. Incluso la perra de su hermana, Allison, no es tan inmune como ella pretende parecer. La he visto mirando mi culo cuando pensaba que nadie estaba mirando. Pero un pensamiento retorcido me invade: tal vez sólo soy lo suficientemente bueno para mantener caliente la cama de Gail, pero no lo suficiente como para casarse conmigo. Taylor, ¡vete a la mierda! Esto no te lleva a ninguna parte, toda esta jodida mierda del jefe es contagiosa. Yo tengo que hablar con Gail. Ahora. Saco mi teléfono y marco. Directamente se pasa al buzón de voz. ¡Mierda! Ella realmente no quiere hablar conmigo. No dejo un mensaje. En vez de eso decido llamar a Sophie. _ Hola, residencia Palmer. Joder, odio que mi hija no use mi apellido. _ ¡Hey, princesa! Soy papá. _ ¡Hola papá! ¿Vas a venir a verme? Porque voy a salir ahora. Miranda celebra su fiesta de cumpleaños y va a ser impresionante. Vamos a comer pizza y vamos a poder hacer peinados. ¿Quieres venir, papá? Oh, pero tú no tienes pelo, ¿verdad?, la oigo reírse y se me escapa un suspiro desde el fondo de mi corazón. _ ¡Aún tengo una cabeza llena de cabello, niña! _ Sí, pero es demasiado corto, papi. No puedo hacerte ni una trenza ni nada. _ No, nena. Vas a tener que trenzar el pelo de mamá. _ Puedo trenzar el de Steve, su cabello es bastante largo. Aprieto el teléfono. _ ¿Quién es Steve? _ Él es amigo de mamá y él… oh, mamá dice que tengo que irme ahora. ¡Adiós, papá! _ Adiós, Princ… Entonces escucho la voz de la perra. _ ¿Qué estás haciendo, Jason? _ Hablando con mi hija. _ ¿Por qué la estás bombardeando para obtener información acerca de Steve? ¡No es de tu incumbencia! Estoy tan furioso que estoy rechinando los dientes. Gracias Grey por pagar mí jodido seguro dental. _ No estoy bombardeando a mi hija para sacarle información, ¡por el amor de Dios! Ella mencionó su nombre, eso es todo. No veo por qué no puedo saber si algún hijo de perra está cerca de mi hija. Pero permanecer tranquilo no está funcionado. _ No es asunto tuyo, Jason. Como que no es mi jodido asunto, Sophie es mi hija. _ ¿Quién es ese Steve? _ Un amigo. _ ¿Qué clase de amigo? _ Bye, Jason. _ ¿Qué? ¡No! Pero la perra me cuelga el teléfono. Por lo menos tengo algo que hacer ahora, averiguar quién coño es este personaje, Steve, luego lo corto en rodajas. Justo en ese momento suena el calendario en mi teléfono, me recuerda que el jefe, se supone, debe ir a la noche de gala en la Ópera de Seattle. Él pensaba ir con la Señorita Steele, por lo que asumo que él no querrá asistir. Hoy el jefe no está para ver como Andrea Bocelli canta Rigoletto. Siento que mi presión arterial ha subido después de la conversación con la zorra de mi ex, vago hacia el estudio del jefe. Estoy a punto de golpear cuando escucho su teléfono sonar. Me gustaría poder decir que es la Señorita Steele quien llama, pero no es su tono de llamada. El jefe ha puesto la canción del grupo All about Eve “Martha Harbour”, sólo para ella y nadie más. Letra traducida de Martha´s Harbour: Me siento en el puerto, el mar me llama, me escondo en el agua, pero te necesito para respirar. Tú eres una ola del mar, mi amor estrellándose en el arco, yo soy un esclavo en una galera mi amor, Si sólo pudiera encontrar el camino, para navegar a… Tal vez sólo voy a guardar lejos… He estado encallado, la soledad para un marinero. Me sentí seguro, pero necesitaba el peligro. Tú eres una ola del mar mi amor… Ahora el jodido jefe está más encallado que nunca, yo diría que con el agua al cuello y a punto de ahogarse. Debe tener el teléfono en modo altavoz porque puedo escuchar a la otra persona, al igual que las respuestas de Grey. _ ¿Qué es lo que quieres, Elena? Por Dios, esta mujer da miedo igual que el culo al aire de Frankenstein. Debería ponerle en su número el tema de Tiburón. _ Oh, Christian. No seas tan petulante. Te llamaba para ver cómo te fue en Saratoga. _ Savannah. _ Lo que sea. Pausa. _ ¿Y bien? ¿Encontraste tu pequeña novia tan adorable como siempre? _ Vete a la mierda, Elena. _ ¡Oh! ¿No salió bien? ¿Qué ha pasado? ¿No ha apreciado tú enorme esfuerzo de volar hasta allí, después de todo? Pausa. _ Georgia es… genial. _ Deja de actuar, ¡querido! Conozco ese tono. Sinceramente, Christian, te conozco mejor que tú mismo. Dime lo que pasó. ¿Tomaste mi consejo? ¿Le mostraste… quién eres en realidad? Es justo que ella conozca tu verdadero yo antes de hacer algo más estúpido. Esa maldita perra. _ No fue así, Elena. _ Bueno, ¿cómo fue? Estoy esperando. _ Sí. Le mostré lo que más me gusta. _ ¿Y? ¿Pudo con ello? _ No. _ ¿Y bien? ¿Qué hizo ella? _ Me dejó. _ Bueno, no puedo decir que me sorprenda, Christian. Eso es lo que pasa si te involucras con alguien que no está en la escena. De verdad, ¿en qué estabas pensando? ¿De verdad esperas que una niñata de 21 años se adapte a tu forma de mi vida? _ Yo lo hice y sólo tenía 15 años, si recuerdas. ¡Vete a la mierda! ¿Tenía sólo 15 años? ¿Por qué sigue hablando con esa maldita pedófila? Esto es tan jodido. ¿Sus padres lo saben? No, yo no puedo creer que la doctora Grace dejara entrar a esa puta en su casa si supiera la verdad. _ Sí, pero tú eras tú, ¿verdad, Christian? Eso era necesario para ti. La verdad es que Anastasia no puede darte lo que necesitas, lo que se te antoja. Voy a hablar con Christine y voy a arreglar un encuentro… _ No. _ ¿Perdón? _ No quiero otra sumisa. _ ¿Por qué? _ Yo quiero… quiero a Ana. _ No seas infantil, Christian. Ella te dejó. Ha dejado muy claro dónde están sus lealtades. Mira, voy a ir a verte y podemos hablar de todo esto. Yo… _ No. No quiero que vengas, Elena, y tampoco quiero hablar de esto contigo. La última vez que hablé contigo, me dijiste que mostrase a Ana quién era yo realmente. Y eso ha hecho que me encuentre jodidamente solo. _ Christian, no estás siendo razonable. Vamos a hablar de esto. _ No vengas aquí, Elena, porque no me vas a encontrar. Termina la llamada abruptamente y oigo un ruido sordo cuando tira su celular sobre la mesa. Entonces se sienta con la cabeza entre las manos y él está tan quieto. Zorra manipuladora de mierda. Con el tiempo él se sienta y empiezo a respirar de nuevo. Vuelve a su arduo trabajo en ese planeador tonto. Excepto que no es tan tonto, es un obsequio de Ana, su último regalo. Le doy un golpe fuerte en la puerta. _ Sí, dice en voz baja. No es su gruñido habitual. Carajo. ¿Dónde está mi jodido jefe? _ Señor, esta noche es la gala. _ ¡Oh, eso! No voy a ir, Taylor. Toma los billetes. Invita a Gail. _ Ella está en casa de su hermana, señor. Levanta la vista, desconcertado. _ Oh. Sí, por supuesto. _ ¿Está pensando en salir esta noche, señor? _ No. Y no quiero ninguna visita. Nadie. Ni siquiera mi familia. Sobre todo ellos. _ Entendido, señor. Me siento en mi oficina y miro la puesta de sol que aparece lentamente en el oeste. El jefe está todavía en su estudio. Él no ha tomado ninguna llamada, no ha hecho ninguna llamada, él no está borracho, no ha comido nada. Solo está sentado en su estudio haciendo el maldito planeador, pieza por pieza. Ojalá fuera tan fácil de poner su vida en orden. Segundo día – Domingo No duermo bien. La cama es demasiado grande sin Gail. Echo de menos el olor de su pelo en mi almohada. Ella huele a miel, dulce y fuerte. Echo de menos el momento en que sus ojos se abren por la mañana, lo primero que hace es sonreírme. Echo de menos la forma en que despereza su cuerpo, su lento y suave despertar sexual. Echo de menos la forma en que ella me hace reír con sólo una expresión. Echo de menos la forma en que envuelve ese cuerpo tan jodidamente hermoso en su falda lápiz tan sexy, y en su camisa blanca. Echo de menos la comida. Echo de menos sus chistes, incluso cuando son a mi costa. Echo de menos la forma en que llena el espacio en mis días. Y yo esta mañana tengo mi tensión matinal del tamaño de un roble milenario y nadie a mano para resolverlo. A veces la vida es una mierda. Luego, por supuesto, recuerdo que tengo al lado al Rey del Dolor, aquel que parecía que la vida le sonreía minuto a minuto, aquel que parecía no tener que preocuparse por nada, pienso en él antes de darme una mierda de ducha y afeitarme. Decido renunciar a la ducha y a afeitarme por si acaso el jefe me está esperando arriba para salir a correr. Pero cuando lo veo, estoy jodidamente sorprendido. No puedo estar seguro, pero diría que no se ha movido en toda la jodida noche. Todavía está sentado en su escritorio, aún está construyendo ese maldito planeador. _ ¿Señor? Él mira hacia arriba. Sus ojos se ven casi negros en la luz de la mañana, su expresión me hace temblar. Las luces están encendidas pero no hay nadie en casa. _ ¿Va a correr esta mañana, señor? _ ¿Mañana?, se ve desconcertado, luego mira fijamente fuera de la ventana, como si no pudiera creer que el sol haya decidido volver a levantarse. Él mira su reloj de pulsera y repite, ¿mañana? _ Sí, señor. Son las 6 am. _ No, no voy a salir esta mañana. Gracias, Taylor. ¿Gracias? Él nunca me da las gracias. ¡Santa mierda! Debe estar enfermo. Me pregunto si debo llamar a su madre, pero lo pienso mejor. Dijo que no quería ver a su familia. No puedo decir que lo culpo, a veces pueden llegar a ser demasiado demandantes, el jefe no necesita a su familia dando vueltas alrededor de él. Me dirijo de nuevo a los cuartos del personal para tomar esa ducha que había aplazado y preparar algo para el desayuno. No soy un gran chef pero he aprendido a preparar algunas cosas, simplemente por cuestión de supervivencia, porque lo de cocinar no es lo mío. Me pregunto si debo hacer algo para el jefe, pero decido que sería demasiado íntimo cocinar para ese hijo de puta. Sin embargo, pude estar de acuerdo conmigo mismo para hacer una taza de café. Hago un buen jodido café, no es que lo diga yo. Así que me dirijo otra vez al estudio, a ese maldito modelo aún le quedan muchas piezas por montar, ¿esto es un regalo o un castigo? Le pongo una taza de café delante de sus narices. Mira hacia arriba y parpadea. Sí, yo también estoy sorprendido demasiado, jefe. No piense que le voy llevar su café a la cama todos los días. _ El café, le digo, señalando la taza. Él asiente con la cabeza y tengo una fuerte sospecha de que el hijo de puta se está riendo de mí. Bueno, cuando digo “risa” realmente quiero decir, que está forzando sus músculos faciales de una manera que casi podría constituir una mueca, pero que, en sus jodidos cincuenta tonos de mierda, es probablemente una sonrisa varonil. Lo que sea. Es un reconocimiento de mi habilidad culinaria. Oh, sí. Así que, no hay nada en la agenda para el día, absolutamente nada, bueno… estoy más que jodido. Realizo las comprobaciones de siempre. Pero no hay un carajo en el circuito cerrado de televisión, ni siquiera las imágenes de sexo en el coche del tipo del apartamento seis que actúa como un soldado raso con un pase de 48 horas con la mejor amiga de su novia. Piedad. Porque no hay nada en la televisión, tampoco. Todavía no hay nada nuevo de Welch. No hay rastro de la señorita Williams. Ella es demasiado lista. Ella nunca me ha gustado, especialmente porque siempre estaba mirando, siempre metiendo la nariz en cosas que no le concernían. La cogí dentro de mi oficina una vez. Ella dijo que estaba buscando unas tijeras, pero esa respuesta no me convenció en absoluto. No tengo un pelo de tonto. Si ya lo sé, a veces hasta puedo llegar a ser un tipo gracioso. Pero ella está dando codazos a Welch y no me gusta. Si no puede encontrarla con todos sus contactos, significa que está recibiendo ayuda de algún lado. O de alguien. Y eso hace que me ponga jodidamente nervioso. Si ella entró aquí una vez y todavía no tengo ni puta idea de cómo hizo eso, entonces puede hacerlo de nuevo. Suena mi teléfono, salvándome de todos mis pensamientos espantosos, sacándome de esta horrible pesadilla. Es la luz de mi vida. _ Hola, nena. Anoche no me llamaste. _ Lo sé. Lo siento, cariño. Sólo necesitaba un poco de espacio. Mi corazón late un poco más fuerte. ¿Espacio de mí? Ella suspira y siento como cada gota de mi sangre se convierte en polvo. No podría vivir sin ella y menos en estos momentos. _ ¿Has… has encontrado a la señorita Williams? Realmente me gustaría mentirle. Pero no puedo, no a ella. _ No, nena. Welch sigue buscando, pero no ha vuelto por aquí. _ Bueno… eso es algo. ¿Cómo te fue con la señorita Steele después de su vuelo? Oh, a la mierda. _ ¿Jason? ¿Cómo diablos voy a manejar esto? _ ¿Le ha pasado algo a la Señorita Steele? ¿Está bien? _ Creo que está bien. Sí, esa es una respuesta razonablemente veraz. O, posiblemente, una mentira. Todo depende del punto de vista. _ ¿Qué pasó? Grey sacó toda la mierda fuera de ella y ella lloró tantas lágrimas como para llenar un embalse y luego se fue. _ Supongo que tuvieron algún tipo de pelea. Ella se fue. _ Oh. Bueno, eso no suena tan mal, siempre están peleando. Creo que es una de las cosas que le gusta de ella, que se enfrente a él. _ Ummm. _ ¿Qué quieres decir con Ummm? ¿Qué es lo que no me estás diciendo, Jason? ¿Por qué es esta mujer tan condenadamente perceptiva? _ Ella estaba llorando. Mucho… no se veía muy bien. _ Bueno, estoy segura de que volverá. _ Yo no lo estoy. _ ¿No crees? _ Seguro que vuelve. ¿Por qué dices eso? Suspiro. ¿Verdad o mentira? Voy por la verdad. _ Porque cuando se fue dejó su laptop, la BlackBerry y las llaves del coche. Le dijo que no quería tener nada que le recordara a él. _ ¡Oh, no! ¡Oh, Jason, no! ¡Pobre señor Grey! ¿Cómo está? ¡Que le jodan de cincuenta formas diferentes! _ Él no ha dicho gran cosa. _ Él nunca lo hace. ¿Qué está haciendo? ¿Ha comido? _ No, no ha comido. Está haciendo un modelo de avión que Ana le dio. _ ¿Un modelo de avión? Oh… ¿Y no ha comido nada? _ No, a menos que haya lamido las suelas de sus zapatos. _ Voy para allá. _ ¿Qué? _ Me voy ahora, Jason. Nos vemos en menos de una hora. _ Vale. Nos vemos más tarde. Ella cuelga. ¡No me jodas! Mi Gail va a volver corriendo a casa para cuidar al hijo de puta del jefe. Estoy hirviendo de la ira. Siento celos tan fuertes como las quemaduras de ácido en la garganta. Irracional, irracional, pero no puedo evitarlo. Sé que… Gail… sólo lo ve como un hijo… actúa como una gallina con sus polluelos pero realmente, en serio me molesta. Pienso en ir hasta el gimnasio para sacar afuera parte de mi irritación, pero a medida que paso por el estudio del jefe, miro. Él está todavía allí sentado, todavía trabajando en ese maldito modelo. Vaya, yo me bebería hasta una botella de sangre sólo por oírle golpear alguna pieza de música en su piano marca Steinway de mierda. Pero no, él sigue sentado allí, con toda su concentración total en ese pequeño paquete de papel, pegamento y piezas de madera. ¿Por qué es tan jodidamente importante para él? Yo sé por qué, porque es todo lo que le queda de ella. Eso, y una foto de su graduación que usa como su protector de pantalla, esa imagen en la que la Señorita Steele se parece a Bambi atrapada en los faros de un camión de diez toneladas. Sé por experiencia propia, que uno no se puede abrazar a una fotografía. Confía en mí, yo lo he intentado. Al menos se ha bebido el maldito café que hice para él. Miro hacia las cámaras y en mi cara se refleja algo que mi madre solía llamar una sonrisa: Gail está de vuelta. Las puertas del ascensor están abiertas. Ella lleva los pantalones vaqueros que abrazan ese culo delicioso y una camiseta que me dan ganas de arrancarla de ella. _ ¿Cómo está? ¿Qué? ¡Vete a la mierda! Ella quiere saber acerca de él. _ Todavía está sentado en su estudio, sigue empatando el modelo maldito. _ ¿Ha comido? _ No. _ ¿No le hiciste nada? _ Le hice un café. _ ¡Por amor de Dios, Jason! Ella se apresura, dejándome solo, quiero golpearme con algo. Vuelvo a mi oficina, demasiado enojado como para poder respirar. Veinte minutos más tarde, el aroma delicioso de la salsa de tomate y albahaca de Gail está flotando por el apartamento. Pasa junto a mi oficina con un cuenco de pasta. Pero no para en mi oficina. No puedo oír las palabras, pero ella está hablando con él como si fuera un niño pequeño, o un animal herido. Bueno, supongo que lo trata como una madre haría con su hijo. Yo, yo sólo estoy enojado y hambriento. Vago por los cuartos del personal y espero a que regrese. Cuando lo hace, no me gusta su mirada. ¡Mierda! Esto no tiene buena pinta. _ Gail… ¿está todo bien? Ella toma una respiración profunda. Pienso rápidamente qué puede suceder. _ No. En realidad no. El Sr. Grey se ve terrible… tanto que apenas parece saber dónde se encuentra. ¿Has llamado a sus padres? Ahora sé que está evitando deliberadamente mi verdadera pregunta. Ella sabe que yo nunca llamaría a la familia del jefe, al menos que fuera imprescindible, pero aún no lo era. _ Gail, te he preguntado si estás bien. _ Yo… no me gusta estar aquí. Mierda, mierda y más mierda. _ Sigo pensando… en esa pobre chica. Bueno, se trata de Leila. Tengo que mantener la calma. _ Welch sigue buscando. La va a encontrar. _ Y… Oh-oh… ¿hay algo más? _ Y…con toda la seguridad que tenemos aquí… ella todavía puede colarse…yo… yo no me siento segura aquí. ¡Vete a la mierda! ¿Ella me culpa? Mierda. Ella debe culparme. Ella deja caer su mirada. Incluso aquí conmigo no se siente segura. No es de extrañar que no quisiera volver, la última vez que estuvo aquí una puta loca se puso de pie frente a ella con una hoja de afeitar en la mano. _ Nena, lo siento mucho. Haré cualquier cosa para que dejes de sentirte así. Lo que sea. _ ¿Jason? _ ¿Sí, cariño? _ ¿Podrías abrazarme? Y el mundo deja de girar mientras sostengo a mi niña preciosa entre mis brazos. Día Tres – Lunes Anoche, Gail se aferró a mí en una forma que ella nunca ha hecho antes. A pesar de sus temores acerca de estar de nuevo en este pozo de la desesperación, me dijo que la hacía sentir segura. Me hizo sentir seguro. Gracias a Dios. El jefe se lavó, se afeitó y se vistió para darme una patada en el culo. Puedo ver que no ha dormido bien, apenas ha hablado. De hecho, las únicas palabras que me ha dirigido esta mañana, eran para darme instrucciones para obtener una vitrina de cristal para el planeador de mierda que ha estado montando durante todo el fin de semana. Después de su concierto privado a las cuatro de la madrugada, ese que casi hace que yo mismo también me corte las venas, le oigo gritar luchando contra una de sus horribles pesadillas, siento que mis oídos van a reventar. Apenas son las 6.00 am cuando llegamos a Empresas Grey, las únicas personas que hay en el edificio son el personal de seguridad. Gail se va a enojar cuando se dé cuenta que ambos nos hayamos ido sin desayunar, pero no me atrevía a despertarla. No durmió bien tampoco. El oficial de seguridad en el piso treinta me hace un guiño discreto. Un amigo mío trabajó durante mucho tiempo en un museo de arte en New York. Los guardias de seguridad del turno de noche solían pasar la mayor parte de sus horas durmiendo. Incluso unos ladrones tramaban llevarse un Van Gogh, Los Girasoles, pero un policía novato se llevó su furgoneta que estaba mal estacionada y encontraron dentro de la camioneta, los planos del museo, una relación detallada de los pasos del robo y dos escopetas. Cuando llegaron al museo encontraron al personal de seguridad dormidos en sus puestos, nadie estaba despierto. Después de eso hubo una gran conmoción. Yo, personalmente, ni aunque me pagaran hubiera tomado ese pedazo de mierda de pintura. Demasiado amarillo. Esa falta de seguridad nunca sucedería en Empresas Grey. Todo el personal… todo mí personal… sabe que sus putas vidas dependen de si hacen bien su trabajo. Nadie duerme en el turno de noche. Aparte, nunca se sabe cuándo Grey va a merodear por los pasillos como el sabueso de los Baskerville, en busca de su presa. Me dirijo a mi oficina cuando el jefe pone su preciado planeador sobre la mesa y espera a que el mundo caiga a sus pies. Pero sé que sólo, hoy en día, hay una conquista que le importa y ella está en la ciudad comenzando su nuevo trabajo. En primer lugar, espero que ella no haya estado en casa encolando pequeñas piezas. Y en segundo lugar, espero que ella esté comenzando su nuevo trabajo, porque el jefe va a comprar la compañía. A menos que, por supuesto, él cambie de opinión. Nunca parecía estar interesado en la publicación antes. Pero, ¿quién sabe qué retorcidas reflexiones pasan por su cerebro jodido? Eso Jason Taylor, tú como siempre todo poético. Ese soy yo: rimas y rosas, en todo momento. Andrea llega a las 7.45am y se pasa 15 minutos maquillándose en el baño de mujeres. El mismo ritual apestoso de todos los días. No necesito quince minutos para estar más agradable y guapo de cómo ya estoy. Pero claro, la naturaleza rara vez es justa. Olivia llega corriendo a las 08.05 am, va con cinco minutos de retraso y Andrea le lanza una mirada capaz de congelar una llamarada solar. A las 8.30am organizo una rápida puesta al día con todo el personal de seguridad, justo cuando ya han cambiado el turno los de la noche con los del día. Les recuerdo que Leila sigue siendo una amenaza percibida y les digo que comprueben todo el mundo que entra y sale. Todos deben mostrar un distintivo de seguridad válida y quiero sondeo sobre esos, también. Todos los visitantes, incluso si es la mismísima Zarina Anastasia, bueno esa Anastasia tiene que pasar por todos los filtros de seguridad, ya que ella lleva muerta desde hace un tiempo. Pero su homónima, la Señorita Steele, a esa la subiría directamente al despacho del jefe, él ya se encargaría de chequearla a fondo. Concentración, Taylor. Cada visitante debe hacerse una foto que luego se comprobará con el software de reconocimiento facial del FBI. No hay excepciones. El resto de la mañana pasa tranquilamente, hasta Ros trata de averiguar lo que le pasa a Grey. _ Vamos, Taylor. Dímelo. Por favor, ¿no me digas que todavía tiene problemas con esa mujer? _ Usted sabrá más de eso que yo, Ros. _ No seas tan jodidamente gracioso y escupe ya. Estoy muy contento de que ella esté bateando para el equipo contrario, sería terrible tenerla suelta en Seattle. Ningún hombre estaría a salvo. ¡Por Dios! Sí, disfruto de un poco de encuentro verbal con la Sra. Bailey. Antes del almuerzo todo el personal está a punto del suicidio colectivo, el jefe sigue sin tener noticias de Anastasia, el equipo de vigilancia aún no ha pasado el informe y la paciencia no es una de sus virtudes, pero sé que lo que en realidad le está atemorizando es saber si ella se encuentra bien. Me manda un mensaje para informarme que se va al gimnasio del edificio, y todo el personal lo agradece, por lo menos tendrán una hora tranquila mientras él machaca su cuerpo y su mente. Pero aún es peor cuando regresamos del gimnasio, recibe las fotos de la Señorita Steele de camino a su trabajo, y se ve totalmente demacrada, sus hermosos ojos azules están apagados, sin luz. Él se siente culpable, jodidamente culpable. Todo por culpa de su jodida mierda. Andrea requiere toda mi atención, me comenta que se han puesto en contacto de la dirección del Four Seasons, quien organizó anoche la cena para recaudar fondos para la ONG Seattle Children’s, y claro están muy preocupados porque su patrocinador número uno no asistió anoche, sobre todo cuando estaba la noticia bomba de que iba a asistir acompañado de una dama. _ Confiesa, Taylor. ¿Qué se está cociendo? ¿Por qué todas estas mujeres vienen a mí? Sí, sí, vivo con él, pero no voy a tener a sus bebés. _ Todo está bajo control, Andrea. Nada por lo que debas preocuparte. _ No te creo, hasta un maldito ciego se daría cuenta de que algo muy gordo que está sucediendo, Taylor. ¿Qué mierda está pasando? Yo, cara de póquer contra la reina del hielo. ¡Hagan sus apuestas! _ Una situación de seguridad. _ ¡Una mierda! Parece que su mejor amigo acaba de morir, y según lo que yo sé, él no tiene ningún amigo. ¿Y la Señorita Steele? ¿No se suponía que debía ir con ella a la cena? ¿Qué pasó con ella? ¿Era ella la que salió en la foto, en ese acto de graduación en WSUV? ¿Esto tiene algo que ver con ella? Bueno, es culpa del jefe que Andrea esté tan cerca de la verdad, él no contrata a ningún personal tonto, eso es seguro. Yo sólo la miro. _ ¿Sabías que él ordenó flores? Dos docenas de rosas blancas. Dictó un mensaje y todo. Melanie, la de la floristería me llamó por teléfono para comprobar que no era un engaño y que en realidad era él. Supongo que está pidiendo disculpas por algo, ¿no? Los hombres sólo envían flores cuando han hecho algo de lo que se arrepienten. La miro de frente y de repente ella abre sus ojos. _ ¡No me jodas! ¿Ella lo dejó? Ella lo dejó a él. Andrea ha sacado sus propias conclusiones, no hay quien pueda con la reina del hielo. _ Yo no he dicho eso. _ Wohh… ¡Ella lo dejó! Apuesto a que nunca le había pasado eso antes. _ Yo no he dicho… Pero ella ya está en la puerta. Sostengo mi cabeza en mis manos, hoy no es mi día y lo peor es que aún me queda toda la noche… piano… pesadillas… necesito unas vacaciones lejos de Grey. _ ¡Hola, Taylor! Es Barney, se pasea en mi oficina. Es nuestro ingeniero técnico de sistemas, un tipo que, igualmente podría estar buscando el sentido de la vida, o, simplemente, sólo el camino hacia su escritorio. Es difícil de decir. _ Estaba pensando, que deberíamos poner un sistema de supresión de fuego de argón en la sala de servidores, va a ser al menos un 38% más eficaz que nuestro estándar de espuma y el combo de agua. Él tiene toda mi atención. _ Cuéntame más. Paso una hora y media interesante mientras me explica e informa de los beneficios del argón. Es un alivio tener una conversación normal. Decido que vale la pena, ¿el costo? 4,2 millones de dólares e instalar este sistema en todas las oficinas de las Empresas Grey en los EE.UU. Por supuesto que el jefe tendrá que aprobarlo, pero estoy bastante seguro de que le gustará este nuevo sistema. _ Sigue adelante y prepara un informe para el jefe. Se ve que es una buena inversión. _ Lo haré, Taylor. Por cierto, ¿qué pasa hoy con el jefe? Él no ha me gritado ni una sola vez hoy. No. El jefe no contrató a ningún idiota. Amanece el martes y siento que estoy viviendo en el Día de la Marmota. Gail sigue teniendo pesadillas, el jefe toca todo el repertorio de Hugo Wolf, un jodido bastardo tocando todas las miserias de un maldito desequilibrado en ese piano de mierda, para luego gritar toda su mierda a través de sus pesadillas, estoy a punto de gritar y salir corriendo. Por primera vez en varios días, el jefe quiere salir a correr. Gail piensa que es una buena señal eso y el hecho de que él parece estar comiendo normalmente. Yo no estoy tan seguro: ¿y si se lanza a un camión de mierda? Él pasó ayer toda la tarde paseando arriba y abajo por la habitación principal en Escala. Lo vi comprobar su teléfono una docena de veces. Tengo la impresión de que estaba esperando que la Señorita Steele le llamase. Sé que nunca antes ha tenido novia, por supuesto que no cuentan las sumisas, pero si de verdad piensa que algunas flores van a borrar lo que le hizo a ella, tiene mucho que aprender. Pero creo que eso es exactamente lo que pensaba. Y no entiende por qué no ha funcionado. Únete al club, Romeo. Las mujeres nunca hacen lo que crees que deben hacer. _ Vas a tener que hablar con él, Jason. Gail mueve sus labios y emite sonidos pero no tiene ningún sentido de mierda. Mi misión, en estos momentos, era tomarme unos huevos pasados por agua y jamón, acompañado por un café tranquilo para el desayuno, pero ahora tengo la sensación de que vamos a tener una conversación. _ ¿Qué hable con quién, de qué? Gail niega con la cabeza, me mira como si me hubiera olvidado de atarme los cordones de los zapatos o subirme la bragueta. Miro hacia abajo. No, todo está en su lugar. _ Sobre la Señorita Steele. Ahora estoy realmente confundido. Parte de mi cerebro está paralizado, no entiendo lo que Gail quiere decirme. Entonces, de repente, me ciega la luz. ¡Hostias! _ A ver si lo entiendo Gail. ¿Quieres qué yo hable con el jefe acerca de la Señorita Steele? Ella asiente con la cabeza. _ Y luego después de que él patee mi lindo culo y me eche a la jodida calle, ¿entonces qué? Ella pone los ojos en blanco. _ Y ¿qué le diría a él de todos modos? Oye, amigo, ¿sabes? si de verdad te gusta una chica, no es una buena idea que saques toda su mierda fuera, después de follarla hasta que no pueda cruzar las piernas. _ ¡Jason! _ ¡Bueno, vamos! En primer lugar, no es de mi incumbencia, en segundo lugar, no es mi trabajo, y en tercer lugar, ¿qué te hace pensar que me escucharía? Me pone esa mirada que asustaría hasta a mi viejo sargento de pelotón, haciéndole cagarse en sus jodidos pantalones. _ Bueno, en primer lugar, dice ella, toda sarcástica, a la vez que lo está marcando con los dedos, sí es de tu incumbencia, porque usted es lo más parecido que tiene a un amigo, en segundo lugar, es tu trabajo porque usted vela por el bienestar y la seguridad del jefe, además él me gusta y creo que es un buen hombre, y en tercer lugar, de hecho, no puedo pensar en una tercera razón, pero realmente deberías hablar con él. _ En primer lugar, le digo, sonriendo hacia ella, a la única persona que escucha es al Dr. Flynn y a veces a su madre, en segundo lugar, sé que él ha estado hablado con el psiquiatra ayer, y en tercer lugar, no le voy a contar a su madre lo que le sucede, me da miedo. _ Oh, Jason, cariño. ¿Estás tratando de decirme que un fuerte y rudo ex-marine tiene miedo de un pediatra de Seattle? _ Así es. Ella suspira. _ Mira, nena, sé que tus intenciones son buenas y que deseas solucionar este problema para el jefe, pero tienes que aceptar que nosotros no podemos. Él le envió flores y no ha respondido. Ya sabes cómo de obstinadas… er… pueden ser algunas mujeres. Me detengo, consciente de que estoy abriendo mi boca demasiado y me va a traer consecuencias. Gail levanta una ceja, pero ella no repara en mis palabras. Menos mal. _ ¿Así que él ha hablado con el Dr. Flynn? _ Sí. _ Bueno, me alegro de eso. Por lo menos él está hablando con alguien. Yo casi esperaba que esa terrible mujer se presentara y le convenciera a él para conseguir una nueva sumisa. _ Lo intentó, le confieso. _ ¡No! ¿En serio? ¿Cuándo fue eso? ¿Qué ha pasado? _ Llamó por teléfono el sábado, cuando el jefe estaba montando el planeador, y tenía activado el altavoz, así que escuché todo. ¿Sabes qué? Sonaba como si estuviera contenta de que Ana hubiera salido corriendo. Ansiosa por conseguirle una sumisa nueva. Prácticamente se ofreció a venir y entrevistarla ella misma. Deliberadamente dejo fuera la parte en que me enteré de que ella es la perra que metió al jefe en toda esta mierda BDSM cuando solo tenía 15 años. Si le dijera eso a Gail, seguro que estaría ya llamando a la policía o iría a la guarida de la Sra. Lincoln a descuartizarla, miembro por miembro. No me gustaría apostar dinero sobre quién ganaría. Gail estaría llena de rabia y cólera pero la perra Lincoln seguramente tenga un arsenal de látigos y objetos contundentes en el cajón junto a su ropa interior. Realmente no quiero detenerme en esa imagen. Esa zorra de corazón frío me da escalofríos. _ ¡Argg! ¡Yo no soporto a esa mujer! ¡Ella es tan… arggg! Somos interrumpidos cuando el jefe golpea a nuestra puerta. Realmente espero que no haya escuchado nuestra conversación. Pero se ve tan absorto en sus pensamientos que ni aunque hubiéramos estado desnudos se habría dado cuenta… pero pensándolo bien tampoco quiero ver al jefe mirando a mi chica por muy abstraído que se encuentre. Salimos por la ciudad. El ritmo del jefe es más lento de lo normal y su manera de correr es más floja que de costumbre. Él no está, obviamente, en su mejor momento, por lo general se pone muy competitivo conmigo, pero ahora no está en su mejor momento por la expresión de su cara, supongo que no se siente feliz. Una parte de mí se pregunta si tal vez otra mujer, otra sumisa, le ayudará a obtener más que con la Señorita Anastasia Steele. Pero, de nuevo, ¿alguien alguna vez supera su primer amor? Quiero decir, claro, salimos porque tenemos que hacerlo, porque la vida nos obliga a seguir adelante, pero la mayoría somos azotados por el desamor en nuestra adolescencia, y claro somos los suficientemente jóvenes como para recuperarnos y creer que otro amor llegará pronto. Pero el jefe, con sus casi 28 años, nunca ha estado enamorado y ahora estoy jodidamente seguro de eso. La conversación con la Sra. Lincoln y los comentarios de su familia, me dicen que estoy en lo cierto. La Señorita Steele, ciertamente, no era su primera follada, pero sí su primer amor. Regresamos de nuevo a Escala con daños mínimos, el jefe entró en modo piloto automático y apenas hemos sudado la camiseta. Solamente tomamos tiempo para darnos una ducha y ponernos ropa limpia para salir disparados hacia la consulta del Dr. Flynn, hoy se va a ganar sus honorarios con creces. Flynn es un buen tipo, para ser británico. Utiliza muchas frases largas que a veces uno no llega a entender, pero estoy seguro que no va a dejar que el jefe se convierta en una mierda, en una jodida mierda. Están ahí desde hace mucho tiempo de mierda. He visto a la penicilina crecer a una velocidad más rápida. Ya he ojeado todas las revistas en la sala de espera, y estoy conmocionado por que un gran número de mujeres se han vuelto adictas a una novela erótica, que ha vendido miles y miles de ejemplares. Estoy pensando que yo tendría que escribir las memorias de mi jodido jefe, a lo mejor hasta se convierte en un best-seller. Cuando el jefe sale, en su mirada se aprecia… calma. No sé qué le dijo Flynn, pero el tipo es un maldito hechicero. Estoy seguro que él cuando trata a Grey luego tiene que ir urgente a desintoxicarse de toda esa mierda. De hecho, yo podría tomar una sesión en estos momentos. Me pregunto cuánto puede cobrar. Estamos de vuelta en Empresas Grey, mi culo apenas roza mi asiento cuando recibo una llamada de conferencia privada de Welch. _ Taylor. Hemos tenido un avistamiento de la mujer Williams. Creemos haberla visto en una de las cámaras exteriores de Empresas Grey. Estamos limpiando la imagen ahora, sólo para estar seguros. Si era ella, intentó mantenerse alejada de las cámaras, por lo que con toda probabilidad, ella todavía está en la zona. Si ella se ha ido, no ha sido con su coche ni en avión y tampoco ha usado su tarjeta de crédito para comprar los billetes de tren. De hecho, no ha utilizado su tarjeta de crédito en absoluto. ¿Cómo seguimos con la vigilancia? _ Seguimos pendientes en la parte exterior de Empresas Grey 24/7 y también en el exterior de Escala. _ ¿Qué pasa con las otras oficinas de Empresas Grey? Espero no arrepentirme de cometer uno de los errores más grandes de mi vida de mierda. _ No creo que sea necesario. Parece tener como objetivo los lugares donde sabe que va a ver al jefe. Es lo suficientemente inteligente como para saber que rara vez visita las otras oficinas. Acabo de ordenar a tus chicos para hagan barridas diarias de la Grace, probablemente sea el lugar más expuesto. _ Ok. Te dejo para que informes a Grey. _ Gracias, Welch. _ Tienes el mejor puesto de trabajo, no te quejes. _ Bésame el culo, Welch. _ Prefiero besar el escroto de un tejón. Cambio y fuera. No es realmente interesante dar al jefe todas estas buenas noticias, el pobre diablo está subido en un maldito Titanic de mierda, y yo simplemente no puedo pararme delante de él y decirle que tiene un iceberg delante, pero que aún no hemos podido atisbarlo. Día Cinco – Miércoles – Gail Estoy muy preocupada por el Sr. Grey. Se ve terrible: tan triste todo el tiempo. Y él no está durmiendo en absoluto. Tres veces he estado a punto de marcar a su madre, pero no sé qué decirle a ella. Jason tiene razón: en realidad no es asunto mío, pero me preocupa mucho verle así. He trabajado por este hombre durante cuatro años y realmente me preocupo por él. Jason también lo hace, por supuesto, a pesar de que no lo quiere admitir. Eso tiraría su imagen de tipo duro por los suelos. Antes muerto que confesar ser un aficionado a Grey. Solo somos su personal, pero él nos trata con respeto y consideración. Nos confía sus secretos y nunca nos ha mentido a nosotros, siempre ha sido completamente sincero sobre sus predilecciones infelices. Yo estaba tan feliz cuando conoció a la Señorita Steele, en realidad los dos lo estábamos. Jason, absolutamente la adora. Ella es tan dulce, alegre y adorable. Si alguna vez hubiera tenido hijos, ella es el tipo de chica que hubiera querido tener como hija. Y era obvio para cualquiera que los viera juntos que ambos están seducidos, el uno por el otro. No hay más que verlos y sentir esa corriente entre ellos. Yo no puedo contarles la alegría que siento al verlos tan felices. Él tuvo un comienzo difícil en la vida. Sospecho que Jason sabe más de lo que me dice, no sé si es para protegerme a mí o al Sr. Grey, no estoy segura. Él dijo una vez algo sobre que las pesadillas del señor Grey, le recordaban cuando estuvo en Afganistán. Se negó a hablar después de eso, pero supuse que tenía que ver con lo que había visto por allí. Bueno, es obvio para mí, él es un tipo que sufre trastorno de estrés post-traumático. El Dr. Flynn, ha estado trabajando en eso. No hay duda. Pero la mejor terapia fue evidentemente la Señorita Steele. Ella trajo alegría a su vida cuando él nunca creyó que se merecía nada, jamás pensó que eso pudiera sucederle. Sigo sintiéndome incomoda en Escala. Yo odio estar en el apartamento sola. No se lo he dicho a Taylor, pero le suelo pedir al portero Frank cuando estoy sola que se asegure que nadie esté merodeando. Frank está tomando sus labores de escolta muy en serio, probablemente demasiado en serio, si digo la verdad. Pero puedo aguantar su coqueteo torpe mucho mejor que ver a Leila Williams con una hoja de afeitar en la mano otra vez. Sigo recordando su mirada, con esos ojos vacíos justo antes de cortarse las venas. ¡Oh, Dios! Había tanta sangre. Pero esos ojos… eso es lo que más me asustó, la mirada de una persona que ya no tiene nada por qué vivir. Estoy preocupada de cómo vamos a pasar el resto de la semana, el Sr. Grey tiene la recaudación de fondos de su madre, la cena-baile para ir el sábado en Bellevue. Y ahí están todos esos bonitos vestidos en el armario de la Señorita Steele. No puedo soportar preguntarle al Sr. Grey qué quiere que se haga con ellos. Tal vez se ha olvidado de ellos. Bueno, eso es muy poco probable: él nunca olvida nada. Excepto dormir, a veces. Espero que su hermana no le triture a demasiadas preguntas. Ella es una chica dulce, pero a veces puede llegar a ser muy molesta, ¡que se lo pregunten a Jason!, con todo lo ex marine que es, sale despavorido en cuanto la ve. Y me temo que si ella comienza a preguntar por la señorita Steele, habrá más fuegos artificiales que tirar. Lo cual es algo más por lo que tenga que preocuparse. Pobre Jason odia los fuegos artificiales. La razón es obvia: él ha estado en demasiados estrechos tiroteos cuando estaba destinado en Irak y Afganistán. No le gusta hablar de ello y menos a mí. A veces se va a tomar unas copas con sus compañeros marines y habla con ellos. Ojalá pudiera hablar conmigo, pero supongo que es sólo algo que se puede explicar a alguien que ha estado allí y que lo ha vivido, alguien que también ha caminado con sus mismos zapatos, por así decirlo. Al menos Lucas Sawyer va a estar con él en la cena-baile. Parece que se llevan bien, lo cual es bastante inusual en Jason. Normalmente se pone muy territorial sobre sus deberes de seguridad. ¡Hombres! Me pregunto si el Sr. Grey quiere revisar los menús para los próximos días. Probablemente no. Voy a elegir algunos de sus favoritos. Adora mis macarrones con queso. Creo que le resultan reconfortantes. La Dra. Trevelyan me dijo una vez que fue una de las primeras comidas que le dieron cuando fue a vivir con ella. Me lo imagino como un adorable niño de pelo de cobre. Sigue siendo adorable, por supuesto, y Dios mío, las mujeres sin duda se lanzan contra él. Pero él tiene un temperamento fuerte, también. Del cual puedo dar fe, a pesar de que nunca me ha gritado. Y espero que nunca lo haga. Sin pensarlo dos veces, sé qué Jason haría que se lamentara por hacerlo. El pensamiento me hace sonreír. Cuando mi primer marido murió, yo no pensaba que iba a encontrar el amor de nuevo. Y mucho menos con un hombre más joven. Soy una mujer muy afortunada. Sé que la última semana ha sido difícil para Jason, se siente tan culpable porque la señorita Williams entró en el apartamento, pero yo no lo culpo. Yo, realmente, no lo hago. Lo he encontrado en un momento difícil y me siento segura con él. Tengo que hacerle saber que no lo culpo, que todavía lo amo. Y tengo algo en mente. El teléfono suena, sacudiéndome de mi ensoñación erótica cada vez más. _ ¡Hola, nena! _ Jason, ¿va todo bien? _ Claro, todo está bien. _ ¿Ah, sí? ¿Qué ha pasado? _ El jefe me acaba de decir que quiere tener preparado el Charlie Tango para volar a Portland, mañana por la noche. _ Oh, así que no va a cenar en casa. _ No. Pero eso no es lo mejor. _ ¡Jason, quieres dejar de hacerte el interesante! _ Eres la única mujer que saca cosas de mí, cariño. _ Sí, bueno, he estado pensando en eso. ¿Estás libre esta noche? _ Yo no estaba pensando en cobrarte, nena _ Muy gracioso, Jason. _ Pero me olvidé de darte la buena noticia… _ Dime, que me tienes intrigada. _ ¿Quién acompaña al jefe a Portland? La señorita Steele, le confieso con una gran sonrisa en mi cara. _ ¿En serio? ¿En serio? _ Si, nena. Totalmente cierto. Y yo tengo una gran sonrisa en mi cara. ¡Oh, gracias a Dios

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